El neolítico
LA REVOLUCIÓN DEL NEOLÍTICO
El último estado de desarrollo de la Edad de Piedra y de la sociedad primitiva fue el Neolítico (siglos VIII a.C. - V a.C.). En este período se dio el paso definitivo de las comunidades nómadas a las agro-pastoriles y , posteriormente, a la ciudad, esencialmente en el Cercano Oriente.
Una geografía variada
El origen de las primeras culturas neolíticas se ubica en el Cercano Oriente, en la zona hoy conocida como el Creciente Fértil. En este lugar, las condiciones climáticas fueron propicias para la aparición del Neolítico, ya que durante las glaciaciones fue una zona de enormes praderas, donde proliferaban la caza y los frutos silvestres. Al retirarse los hielos, entró en una fase de sequía progresiva.
El Neolítico se comenzó a presentar en el continente asiático, concretamente en la meseta de Irán, el norte de Siria, la franja de Palestina y parte de la meseta de Anatolia, porque estos territorios, junto con la parte del norte de África, tuvieron un cambio climático y, por ende, de la vegetación. Anteriormente, el hoy desierto del Sáhara era una región con exuberante vegetación de sabana. Un cambio de este tipo implicó que las tribus nómadas y cazadoras pasaran a ser sedentarias, lo cual significó que se dedicaran a la agricultura y la domesticación de animales, como parte de su nuevo entorno. Después de Asia, el Neolítico comenzó a desarrollarse en Europa; este paso se produjo a través de la península Balcánica, la cual siempre ha sido un puente natural entre Asia Occidental y Europa Oriental; esto ha permitido la unión de varias culturas, facilitando el desarrollo de la humanidad. Lo anterior fue sencillo en Europa, por las fértiles tierras localizadas en las riberas del mar Mediterráneo y las llanuras del centro y este del continente.
Origen y difusión del neolítico.
Praderas, llanuras y valles, al lado de ríos, lagos y oasis, constituyeron las condiciones geográficas que facilitaron la expansión de una nueva forma de vida, la cual dio comienzo a la modificación del paisaje natural que hasta entonces había predominado. En poco tiempo cambió lo que había perdurado millones de años.
Un buen ejemplo de condiciones favorables, naturaleza y ser humano, que permitieron el desarrollo del Neolítico, lo constituye la región central de Europa, bañada por los ríos Danubio, Vístula, Oder, Elba, Wesser y Rin, como también el gran lago Balotón. En esta región se conjugó el relieve de llanura, con apoyo de agua para regar las tierras de cultivo. EI Neolítico comenzó a presentarse con bastante fuerza en la actual región de Kurdistán, que se encuentra localizada entre Irán e Irak, y de donde son oriundos los kurdos, nacionalidad que reclama su independencia de Irak. En la aldea de Kalat Jarmo se han encontrado los restos más antiguos de casas de adobe y barro e instrumentos para la molienda y cerámica, lo cual constituye rastros de la vida sedentaria.
La revolución del Neolítico
A los cambios sucedidos en el Neolítico se les ha llamado la revolución del Neolítico, pues se considera que en este período la humanidad obtuvo un grado de desarrollo sustancialmente mayor al que había tenido en los períodos anteriores.
En el Neolítico (neo: nuevo; lithos: piedra), el Hombre, poseedor de una inteligencia superior, sigue evolucionando y progresando en medio de la naturaleza. El Neolítico es la etapa de la prehistoria caracterizada por el desarrollo y afianzamiento de la agricultura y la ganadería, cuando los seres humanos aprendieron a cultivar plantas y domesticar animales. Los logros del Neolítico no se obtuvieron al mismo tiempo ni del mismo modo. El proceso agrícola y las técnicas adoptadas en el Neolítico se iniciaron en forma gradual en el Cercano Oriente. No sucedió de igual manera en Europa, donde parece que las nuevas técnicas llegaron elaboradas y simplemente se adaptaron.
Al pasar de la etapa de caza y recolección a la de ganadería y agricultura se transformó el sistema de vida del hombre prehistórico. Se volvió sedentario y comenzó a ejercer un dominio sobre la naturaleza, al controlar su propio abastecimiento de alimentos y el almacenamiento de los mismos, mostrando así la superioridad del intelecto sobre el instinto. La agricultura implica un conocimiento de los terrenos, la selección de las mejores plantas para la siembra y la alimentación y la observación de los fenómenos naturales, como la lluvia o las inundaciones, para saber cuándo hay que sembrar y cuándo es época de cosechar. La domesticación de los animales implica la observación de sus hábitos y el aprendizaje de los procesos de reproducción, para obtener de ellos otra fuente de abastecimiento.
Actividades en el neolítico
Con el surgimiento de esta nueva economía, que incrementó la provisión de alimentos, aparecieron mejoras técnicas y se crearon varias necesidades. Por ejemplo, el hombre, para conservar y almacenar las cosechas, tuvo que crear distintos recipientes. Esto llevó a la invención de la cerámica, que se dio aproximadamente en el año 6000 a.C. en Asia y que manifestó una gran diversificación regional en el Cercano Oriente. El proceso de la cerámica es largo. Requirió un conocimiento preciso del hombre para trabajarla. La arcilla era lavada varias veces si era muy granulosa; se dejaba en reposo y se iba pasando de un recipiente a otro hasta lograr la obtención del barro moldeable y de otras partículas que servían para decoración.
La agricultura: de la casualidad al dominio del hombre
La agricultura surgió entre los años 10000 y 7000 a.C., inicialmente como un hecho casual, debido a la observación del ser humano en su constante movilidad. Al moverse de un lado a otro, para luego regresar a un sitio originario o de partida, se encontró con que lo árboles de los cuales recogía los frutos, al igual que las hierbas que comía, habían crecido después de un tiempo determinado.
Con la agricultura el ser humano pasó de ser un "parasito" del suelo a convertirse en agente capaz de actuar sobre el medio ambiente para modificarlo y aprovecharlo.
Al observar el crecimiento de las plantas, árboles y hierbas, y escasear los animales para la caza, se crearon condiciones naturales para que el ser humano se estableciera por tiempos prolongados en un sitio determinado. De esta manera, pasó de ser un simple recolector a cultivador de especies cercanas a su medio. Pero a diferencia de la recolección, que era un oficio de mujeres, la agricultura se convirtió en actividad masculina con apoyo femenino. Las primeras especies cultivadas fueron los cereales: el trigo se cultivó en Oriente Medio y Europa, el arroz, en Asia y el maíz, en América.
Domesticación de animales
En el caso de la domesticación de los animales, el proceso se presentó a través de la caza, ya que al ir escaseando los animales, el ser humano se dio cuenta de que podía dejarlos cercados en una vasta zona, a la cual podía regresar más tarde para obtener las presas que necesitaba para su subsistencia. Esto se facilitó porque los animales eran de especies menores, en comparación con los del paleolítico. La domesticación no apareció en un lugar determinado. Inicialmente los sitios de domesticación fueron los lugares cercanos a los ríos y lagos, ya que allí era donde los animales iban a tomar agua, e incluso a pastar. De esta manera, el ser humano observó que ellos podían permanecer en un sitio determinado.
De los animales, el hombre aprovechó su carne, leche y lana; o bien se utilizaron como animales de carga y para realizar tareas de labranza o transporte.
Con la cría de ganado, el Hombre se vio obligado a continuar su vida nómada en busca de pastos; al aumentar los miembros de las diferentes familias, no era fácil viajar y las mujeres tenían que quedarse cuidando los hijos; obligadas, por las circunstancias, se dedicaron a cultivar la tierra, convirtiéndose por un tiempo en las personas más importantes de la organización familiar, ya que de ellas dependía la subsistencia de la prole; de esta manera, aparece el matriarcado o gobierno de las madres.
Los primeros animales en ser domesticados fueron la cabra, la oveja, el cerdo, el caballo, el buey, el perro, la vaca, y posteriormente las aves, aunque estas últimas tardaron en domesticarse. Como el proceso fue lento, la caza siguió siendo una actividad importante en la economía del Neolítico.
El sedentarismo: una vida para la producción
Con la agricultura y la ganadería comenzó un nuevo estilo de vida, el cual se caracterizó por el sedentarismo, con base en poblaciones construidas por el ser humano. De esta manera, se pasó de las cavernas, o tiendas al aire libre, a casas de madera, adobe, ramas y barro. Fue así como el urbanismo llegó a crear un nuevo estilo en la vida del ser humano alrededor de la vivienda.
Los oficios se ampliaron, ya que no sólo era cultivar; esto implicó todo un proceso, el cual iba desde preparar la tierra, regar las semilla, cuidar el cultivo, recoger la cosecha y definir el fruto, hasta llegar a la mesa. Un ejemplo lo constituye el cultivo de trigo, que luego de su recolección se pasaba a la trillada, para después moler el grano, y con la harina se hacían las tortas. Más que oficios, la agricultura creó un nuevo estilo de vida.
Procesos de agricultura y ganadería
Ello implicó la creación de una serie de medios para las exigencias de la nueva vida; así, para preparar los alimentos que daba la agricultura, como el trigo y la cebada, se necesitó de cierto número de utensilios, entre los que cabe mencionar: vasijas, bandejas, platones, cucharas, vasos para beber, tinajas para guardar bebidas, te. Y fue ahí donde se desarrolló una de las actividades más releva les del ser humano, la cerámica. Más tarde se abrió paso la cestería, por medio de la cual se comenzaron a fabricar canastos. La cerámica fue una actividad más del ser humano del Neolítico, y con ello se abrió paso la división social del trabajo, que derivó en una serie de especializaciones de la tribu; esto repercutió en mayor productividad, ya que los más especializados en su ramo se dedicaron a lo que sabían.
Pero el ser humano tuvo que seguir inventando, ya que la agricultura y la ganadería no se desarrollaban simplemente con regar la semilla o poner a pastorear el ganado. Se necesitaban condiciones, y fue así como se introdujeron sistemas de regadío, que permitían suministrar agua a los cultivos y, por ende, obtener excelentes cosechas, que producían excedentes; es decir, más de lo que la aldea o la población necesitaba.
Las primeras aldeas
Con la aparición de la agricultura, el Hombre se volvió sedentario y comenzó a construir viviendas, cuyas características variaban según las regiones, los climas y los materiales disponibles. Algunas veces, para poderse defender de los ataques sorpresivos de las fieras o de clanes enemigos, los primitivos construyeron sus habitaciones en medio de lagos y pantanos; estas poblaciones reciben el nombre de lacustres y palafitos, las viviendas. Con el advenimiento de la vida sedentaria, el hombre conformó aldeas donde permanecía todo el año. Sin embargo, las tierras fértiles eran escasas y se vio obligado muchas veces a entrar en disputas con sus vecinos, con el fin de cultivar tierras que le permitieran producir bastante y guardar para las épocas difíciles.
Aldea del neolítico donde comenzaron las luchas por la apropiación de la tierra y la necesidad de defenderla, ya que entonces costaba esfuerzo trabajarla.
Las primeras especies cultivadas, utilizando la azada, fueron el trigo y la cebada. Estos cereales, por la facilidad para almacenar su grano y por no exigir su cultivo un trabajo demasiado absorbente, permitían a quienes los sembraban dedicar tiempo a otras labores.
Las mujeres cultivaban los campos, fabricaban las vasijas y tejían: los hombres se dedicaban a trabajos más pesados, como la caza, la pesca, la domesticación de animales salvajes y el desmonte de las parcelas para cultivar. Los niños contribuían, desyerbando los campos. Los jefes de las familias eran escogidos entre los más ancianos. En algunos grupos, la descendencia se establecía por la línea femenina, o matrilineal; en otros, por la masculina o patrilineal.
Organización económica
La sociedad neolítica practicó una economía de producción: producía lo que necesitaba para vivir, en contraste con la economía de apropiación. Para superar las emergencias como una sequía, una inundación o conflictos con los vecinos, el hombre fue desarrollando técnicas como la irrigación artificial, el drenaje de los campos, el abono de la tierra con productos orgánicos y la invención de nuevos instrumentos agrícolas, como el arado.
Modo de vida en el neolítico.
Estos adelantos fueron produciendo la posibilidad de contar excedentes de producción, o sea, más productos necesarios. De este modo, en épocas de escasez se reducía la mortandad de las personas, pues había productos guardados. Además, los excedentes de producción permitieron que cada grupo social mantuviera a aquellas personas que no intervenían directamente en el proceso agrícola. Estas personas, como los jefes y los sacerdotes o magos, podían dedicarse a sus labores de organización y cuidado espiritual, pues tenían asegurado su alimento.
Los artesanos
En este período, en los poblados se generó una especialización del trabajo. Mientras unas personas cultivaban los campos, otras cuidaban de los animales y otras fabricaban armas, tejidos, etc. En el Neolítico se produjeron dos innovaciones técnicas importantes: el tejido y la cerámica.
Los tejidos se fabricaban a partir de lana de los animales. Primero hilaban el hilo con los husos de hueso y, después, lo tejían en unos rudimentarios telares. La cerámica al comienzo sirvió para la elaboración de vasijas y recipientes que se utilizaban para el agua y otros menesteres; aunque se empezaron a hacer de manera burda, posteriormente se fueron perfeccionando y decorando con motivos humanos (antropomorfos) y animales (zoomorfos).
Elaboración de cerámicas.
Con el tiempo los objetos de cerámica se hicieron para utilizarlos como adorno o con fines religiosos, convirtiéndolos en algunos casos en urnas funerarias. La cerámica se modelaba a mano y se cocía en una hoguera. Con ella aparecieron nuevos instrumentos, como vasijas para guardar el grano, cuencos para comer y cocinar, etc.
En el Neolítico se usaban útiles cada vez más especializados, como las azadas para arar, las hoces para recoger la cosecha, o los molinos de mano para moler el grano. Estos utensilios todavía se fabricaban en piedra.
Los artistas
Un testimonio excepcional de las nuevas formas de vida fueron las manifestaciones artísticas. En las pinturas fue tomando protagonismo la figura humana y empezaron a representarse escenas: grupos cazando, recogiendo vegetales, personas danzando, etc. Las figuras eran muy esquemáticas. En el oriente de España quedan extraordinarios testimonios de esas manifestaciones. Las piezas de cerámica empezaron a decorarse con líneas estampadas, impresiones de conchas, etc.
Familia de época neolítica Kurkur-Talh, el valle de las acacias. Frontera de Egipto y Sudan
Agricultura e inventos
Los inventos del neolítico tuvieron una estrecha relación con la actividad agrícola, ya que se trató de buscar instrumentos que permitieran obtener mejores cosechas, facilitaran la recolección de éstas y, por último, perfeccionaran la forma de procesar los alimentos. Se destaca la trilla del trigo, una de cuyas maneras era moler con la mano sobre una batea de piedra, para lo cual se golpeaba con un rodillo de piedra. Más tarde apareció el pilón de madera, el cual se usa hoy en día en muchas poblaciones campesinas.
Los inventos del neolítico
La nueva forma de vida del ser humano se produjo alrededor de una serie de inventos, que le ayudaron en su nuevo hábitat; de ellos, la cerámica constituyó apenas el inicio. Entre los que más incidencia han tenido en la humanidad, la rueda es quizás el más contundente de todos. Ella se comenzó a utilizar entre el 4000-3500 a.C., por parte de lo sumerios, quienes equiparon carros con dos o cuatro ruedas tirados por caballos.
Rueda del neolítico.
La rueda significó un mayor y mejor desplazamiento, lo cual facilitó la movilización comercial y militar. En el caso del comercio, se pudo transportar mayor carga y acercar poblaciones distantes. En lo que respecta a la guerra, la rueda contribuyó a la movilización de los ejércitos en conflicto y facilitó la utilización del carro de guerra como medio de enfrentamiento militar. Se cree que los primeros en utilizar la rueda fueron los sumerios, hacia el año 3000 a.C.
En la casa, al lado de las ollas y vasos, se desarrollaron los tejidos con apoyo del telar, el cual se comenzó a usar en Egipto en el año 2000 a.C. con esto, las mujeres y hombres pudieron darse un toque de refinamiento, al tiempo que se desarrolló un nuevo oficio: la confección.
El telar es uno de los más revolucionarios inventos del neolítico. Es una “máquina” realmente compleja, probablemente la primera máquina que inventó el hombre, que solucionó distintas necesidades básicas: vestido, abrigo, protección.... hasta entonces cubiertas sólo con pieles y fibras.
La vela se aplicó a los barcos para que aprovecharan la fuerza del viento y así pudieran desplazarse con mayor velocidad sobre el mar. El arado permitía arar más cantidad de terreno y a una mayor velocidad con la azada.
Pero un gran invento que marcó el desarrollo de la humanidad fue la escritura, que se hacía grabando signos sobre tablillas de arcilla. A través de ella el ser humano pudo contar los diferentes sucesos que iban pasando, y de esta manera dejar un testimonio para la posteridad; lo anterior sucedió en el tercer milenio a.C., en las ciudades de Babilonia y Sumer, en Mesopotamia.
La invención de la escritura estuvo muy relacionada con la actividad comercial, ya que el ser humano tuvo que ingeniárselas para anotar lo que comerciaba y sacar cuentas sobre precios, utilidades y pérdidas.
De la propiedad comunal a la propiedad privada
Durante el neolítico, al producirse un avance en los medios de producción, también se desarrollaron las relaciones económicas y las sociales, ya que apareció la propiedad privada, la esclavitud y el Estado como instrumento de represión. ¿Cómo sucedió esto? A continuación lo señalamos:
Al comenzar el ser humano a domesticar a los animales y cultivar la tierra, se presentó la primera división social del trabajo, ya que unos se dedicaron a la ganadería y otros a la agricultura. Esto produjo un aumento en la producción, tanto ganadera como agrícola, lo cual repercutió en un excedente, ya fuera de carne o de trigo, por ejemplo. En un principio dicho excedente fue de propiedad comunal, y se repartía entre todos los miembros de una misma tribu. Sin embargo, posteriormente el excedente pasó a ser propiedad de los dueños de los ganados o terrenos de cultivo. El paso a la propiedad privada también está relacionado con el surgimiento de líderes dentro de una tribu, en la medida en que éstos fueron siendo necesarios cuando la comunidad creció, y se requirió de interlocutores para solucionar problemas entre sí o para llegar a acuerdos con otras tribus.
Organización social en el neolítico.
Al surgir y desarrollarse los oficios, como la cerámica, la cestería, la confección y otros, se produjo la segunda división social del trabajo, ya que en las comunidades primitivas se crearon nuevas formas de producción, diferentes de la ganadería y la agricultura. Estas actividades fueron de tipo más personal, lo cual influyó en el carácter de la propiedad privada. Con el aumento de la producción, en distintos tipos de actividades se produjo un excedente, que comenzó a ser comercializado, es decir, intercambiado por productos diferentes. Alrededor del intercambio de mercancías se desarrolló una nueva actividad, el comercio, ejercido por mercaderes profesionales, cuyo trabajo era comprar aquí para vender allá. Esta fue la tercera división social del trabajo.
Propiedad y esclavitud
Un factor determinante en la aparición de la propiedad privada fueron las guerras de conquistas, sobre todo en el período de los metales. Estas guerras dieron como resultado el surgimiento de la esclavitud, a la cual los primeros en llegar fueron los prisioneros de guerra, que eran utilizados para las labores más pesadas. Dichos trabajos fueron factores de generación de excedentes, los cuales terminaban en manos del esclavista, que de esta manera se volvió un rico potentado.
Los monumentos megalíticos
En los años finales del neolítico los seres humanos comenzaron a construir monumentos con grandes bloques de piedra, llamados megalitos. Megalitos es una palabra relacionada con el uso de grandes bloques de piedra en la parte norte y mediterránea de Europa. Los más conocidos son el menhir, el dolmen, el alineamiento y el túmulo. Fueron utilizados con sentido mágico, religioso y funerario. De éstos es conocido el conjunto megalítico "crómlech" de Stonehenge (Inglaterra), construido en forma circular, y donde el sol se detiene en forma exacta el día de su solsticio (22 de junio).
• Los menhires eran grandes piedras alargadas, hincadas verticalmente en el suelo. Posiblemente su construcción esté relacionada con el culto al Sol.
Familia de menhires por la paz Torre de Hércules (La Coruña, España)
• Los dólmenes estaban formados por grandes piedras verticales que constituían un muro y que se cubrían con varias losas horizontales también de gran tamaño. Se utilizaban como sepulturas colectivas.
En la comunidad del pueblo de Nevern, el condado de Pembrokeshire, Gales, Reino Unido. El principal atractivo, es el dolmen neolítico más grandes y mejor conservados de Gales lleva el nombre de la comunidad. El Dolmen Pentre Yifan se remonta al menos a 1000 años a.C.
• Los crómlechs eran amplios recintos circulares formados a partir de la agrupación de menhires. Probablemente se utilizaban como santuarios.
Cromlech neolítico. Se trata de piedras que se encuentras acomodadas en forma de elipse en las cuales se hacían ritos.
En cuanto al aspecto religioso, en este tiempo el Hombre le sigue rindiendo culto a los fenómenos naturales. A los muertos, en un principio, los enterraba en posición fetal, tal vez pensando en un nuevo nacimiento en otra vida; incluían en los entierros armas, alimentos y utensilios. Sobre las tumbas de personajes importantes acumulaban montones de tierra llamados túmulos; posteriormente utilizaron piedras colocadas verticalmente: los menhires; otras veces usaron tres o cuatro piedras verticales sobre las cuales colocaban otra horizontalmente: los dólmenes. Esta costumbre de rendirle culto a los muertos se ha conservado hasta hoy, construyendo artísticos monumentos en mármol o en bronce.
Las primeras ciudades
El desarrollo de la agricultura y de la ganadería, junto a la aparición de nuevas técnicas, mejoraron las condiciones de vida. Por eso, la población creció. AI volverse sedentario, el ser humano necesitó de un sitio donde pernoctar de manera permanente. Algunas aldeas pasaron a tener cientos de habitantes. En un principio fueron pequeños poblados, pero con el desarrollo de las actividades agrícolas, ganaderas, mineras, artesanales, y sobre todo el comercio, surgieron y se desarrollaron las ciudades y, por ende, se produjo la diferencia entre la ciudad y el campo.
Las ciudades, rodeadas de murallas, estaban constituidas por edificios con distintas funciones: viviendas, almacenes, tiendas, o talleres. Las viviendas eran pequeñas, sus muros eran de adobe o piedra y sus techos de paja.
En el Neolítico, ya surgían urbes de hasta 10.000 habitantes, como Catal Huyuk en Turquía
Las primeras ciudades urgieron en el valle del Indo y en el Oriente Medio. La primera ciudad de la que se tengan rastros y vestigios es Catal Huyuk, en el sur de Turquía. Sus habitantes construyeron casas de adobe con madera, y las distribuyeron tal como son hoy en día. Otra ciudad fue Mohenjo Daro, en el actual Pakistán, la cual se caracterizó por sus vías y zonas de comercio. Finalmente, sobresalieron ciudades de la talla y organización de Sumer y Babilonia; esta última fue testigo de grandes palacios con hermosos jardines.
DÍAZ RIVERO, G. (1994). Mundo Antiguo. Libros & Libres S.A.
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