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Los orígenes del Hombre

Existen diferentes teorías acerca del origen del Hombre. Según la Biblia, el Hombre fue creado por Dios a "Su imagen y semejanza". El naturalista sueco Linneo (1707- 1778), asegura que el hombre forma parte del primer género del orden de los primates del cual hacen parte los monos. La teoría Evolucionista, concebida por los griegos Tales de Mileto (siglos VII-VI a de C.) y Demócrito (siglo V a de C.), afirma que el hombre es producto de la evolución progresiva motivada por las necesidades propias del medio natural, que hace que se vaya transformando de generación en generación hasta llegar a lo que es hoy. El naturalista inglés Charles Darwin (1809-1882) se acerca mucho a esta teoría en su obra El origen de las especies, publicada el 24 de noviembre de 1859, donde explica la evolución humana por medio de la selección natural a partir de la lucha de las especies por la supervivencia: las más fuertes sobreviven a costa de las más débiles.

A pesar de todas las investigaciones que sobre el origen del Hombre se han realizado, hasta ahora no hay una respuesta satisfactoria que despeje con absoluta certeza las dudas sobre las circunstancias de cómo apareció nuestro antepasado sobre la Tierra.


El origen de las especies (On the origin of species by means of natural selection or the preservation of favoured races in the struggle for life), publicado en Londres el 24 de noviembre de 1859 por Charles Darwin.

La teoría de Darwin

En el siglo XIX, el investigador inglés Charles Darwin propuso que los seres humanos descendían de un ante­pasado común. Este investigador argumentó —con base en observaciones propias y de otros biólogos, botánicos y estudiosos- que la naturaleza y el ser humano evolucionaron por medio de selección natural. Con esto quiso decir que los animales y las plantas que se observaban en el mundo del siglo XIX eran producto de los cambios climáticos y geográficos que la Tierra había sufrido a lo largo de su existencia, y que los seres  vivos no eran los mismos de años atrás. Esto con­dujo a la idea de que nuestro planeta no era joven y que llevaba millones de años de vida. Esta teoría une a todos los seres vivos en un desarrollo histórico común, da cuenta de su origen y se opone a la idea de la creación efectuada por Dios. Debido a esto, se abrió una gran controversia, que aún está vigente, entre los seguidores de la creación divina y los partidarios de la evolución.

Esta nueva interpretación del ori­gen del ser humano y la naturaleza llevó a estudiar más a la Tierra, su corteza y los períodos de cambios climáticos y geográficos. Con esto se entendió que la Tierra tuvo un pro­ceso de evolución y que, a lo largo de sus cambios en el tiempo, las especies que vivían sobre ella también cambiaron y se adaptaron a las nuevas circunstancias.

Evolución de los homínidos

Pocas disciplinas científicas provocan grandes debates como el de la búsqueda de los antepasados humanos. Las discusiones respecto a cómo sucedió este proceso de la evolución de los simios a seres humanos son muy intensas.

La evolución de la especie humana es una larga y compleja historia que abarca unos 8 millones de años. Una historia oscura e incierta en amplios períodos. Y ello porque son escasos y fragmentarios los elementos disponibles para recons­truirla. Sólo existen algunos fósiles humanos dispersos, encontrados por los arqueólogos en luga­res que usualmente son lejanos y remotos entre sí. La presencia en África de los parientes más cercanos del hombre, como el gorila y el chimpancé, sugiere, no obstante, que es en las selvas tropicales de ese continente donde hay que buscar los orígenes de nuestra especie. De hecho, los restos humanos más antiguos descubiertos hasta hoy provienen de allí. Se puede concluir, por lo tanto, que la prodigiosa y dramática divergencia evolutiva -que llevó a la es­pecie humana por un lado y a los monos por otro- tuvo lugar en esta región hace unos 5 u 8 millones de años. Pero, a pesar de la permanente y casi obsesiva investigación realizada por el hombre para descifrar sus orígenes, aún se sabe muy poco de este período, especialmente de aquel enigmático elemen­to primero que gatilló el origen de la especie humana. Con todo, se estima que hace unos 4 millones de años los más antiguos antecesores del Hombre estaban firmemente establecidos sobre la faz de la Tierra.

La hominización es el proceso evolutivo de millones de años, durante el cual el ser humano logró su configuración actual. Gracias a los estudios científicos y al análisis de los restos fósiles que facilitan el rastreo de esta evolución, se ha llegado a la conclusión de que el ser humano desciende de un ser contemporáneo al mono.

En la actualidad se sabe que la mayoría de las especies hu­manas evolucionaron en el continente africano, por eso decimos que África es la cuna de la humanidad. Ade­más, en las últimas décadas, después de estudios rigurosos, se ha demostrado que los primeros humanos anatómica­mente iguales a nosotros aparecieron en África hace unos 200.000 años. Sin embargo, nuestra concepción sobre sus orígenes se ha elaborado siempre a partir de Europa, don­de aparecieron tan sólo hasta hace 40.000 años.

 África.

Se ha comprobado que los homínidos evolucionaron desde siete diferentes géneros humanos y entre 25 y 30 es­pecies humanas, en los cuales varia el tamaño del cerebro, el andar erguido, las herramientas que desarrollaron y su dieta alimenticia. Parece que varias especies existieron al mismo tiempo. 

Referencias:
MEISELES BERNAL, A. (1991). Senderos 6. Ediciones Cultural Colombiana Ltda.
MONTOYA, M. (2011). Sociales para Pensar 6. Grupo Editorial Norma.
NARVÁEZ, G. (2008). Viajeros Sociales 6. Grupo Editorial Norma.
RODRÍGUEZ, H. (1989). Historia Universal. Casa Editorial El Tiempo.