La religión
La religión es el vínculo entre cada persona y lo que ella considera divino. La religión se forma con representaciones mentales de la relación del hombre con el mundo exterior. Dado que el conocimiento de sí mismo y del mundo infinito ha sido y es limitado, el pensamiento religioso surge de modo espontáneo, como una forma de subsanar las limitaciones y de dar respuesta a lo desconocido.
Los dioses nacieron como personificación de los poderes y prodigios de la naturaleza, como entidades con cualidades sobrehumanas y en muchos casos no existentes en la naturaleza. Al desarrollarse el intelecto humano lo hicieron también los dioses, estos se depuraron y perfeccionaron hasta dar lugar a la idea del Dios único, el creador y regente de todas las cosas, la suma de las cualidades excelsas.
Para la gran mayoría de la humanidad, la religión es algo que conecta y contiene a lo absoluto, es algo universal, eterno e indiscutible; la religión está más allá de la duda. Sin embargo, no existe una religión universal o única, se encontrarán sólo numerosas religiones concretas. La religión no es algo innato en el hombre, pero es común que cada individuo nazca en un medio familiar y cultural influido por una religión. Hay religiones con miles de años de presencia, otras de mayor antigüedad ya desaparecieron, en todos los casos se trata de resultados de la actividad del hombre, productos del desarrollo histórico de cada sociedad.
La religión se integra con un conjunto de creencias o doctrinas, con el culto, y los ritos, con la organización eclesiástica y sus dignatarios. La religión es un componente importante -en ocasiones central- de la cultura de cada uno de los pueblos; ha sido un factor de civilización, de organización social y política, como tal, ha servido tanto a la opresión como a la liberación. Por milenios, la religión ha sido el espacio donde el hombre ha depositado sus esperanzas, donde busca soluciones a problemas difíciles, el ámbito donde nunca se extingue su deseo de una vida mejor.
Naturaleza de la religión
La religión es una de las formas de la conciencia social, en ella se expresa de modo directo la concepción del mundo que se forma en el hombre, es decir, el conjunto sistematizado de sus puntos de vista sobre el mundo, la existencia y la vida social. En la religión se mezclan elementos muy heterogéneos, tanto percepciones netas de aspectos de la realidad como apreciaciones fantásticas e imaginarias, tanto intuiciones y concepciones formadas espontáneamente como fragmentos de doctrinas filosóficas y sociales, todo lo cual da lugar a actitudes y actividades que también forman parte de la religión. Esa heterogeneidad forma un conjunto integral y en general armonioso de representaciones, ideas, estados de ánimo y acciones. Las partes integrantes de la religión son: las ideas religiosas, los sentimientos religiosos, el culto y los ritos.
Origen de la religión
Como forma específica de la conciencia social, la religión se forma en cierto momento del desarrollo del conocimiento y de la actividad social de los hombres. Durante muchos milenios, el hombre del estado salvaje y de la barbarie no llegó hasta la conciencia religiosa. No hay forma de documentarlo, sólo se puede suponer que los hombres de los estados primitivos comenzaron a formar en su cerebro imágenes y representaciones fantásticas acerca de las fuerzas y fenómenos naturales; éstas eran formas de responderse las interrogantes sobre el carácter y el origen de tales hechos. Se formó así la mitología, ésta precedió a la religión, y ésta a la filosofía, como modos del conocimiento, como concepciones del mundo y formas de la conciencia social. Son insostenibles las afirmaciones de que la religión existió siempre, desde el mismo surgimiento del hombre, y de que cada individuo nace dotado de religiosidad. Tampoco se sostienen las ideas acerca de que existe alguna sustancia u objeto de naturaleza especial, sagrada, que ocasiona la experiencia y la espiritualidad religiosas.
Hay expresiones religiosas cuyo origen y culto se desconocen, es el caso de los moaí (El nombre completo de las estatuas en su idioma local es Moai Aringa Ora, que significa “rostro vivo de los ancestros”), las cabezas gigantes en la Isla de Pascua, en el Pacífico, pero se puede afirmar que respondieron a necesidades espirituales y sociales de las colectividades que las erigieron.
Politeísmo y monoteísmo
El hombre comenzó a divinizar a las fuerzas de la naturaleza, a sus expresiones más imponentes e influyentes en su vida: el sol, el agua, la tierra, la tormenta, el fuego; o a fenómenos como la fertilidad, la reproducción de los seres y la muerte; convirtió en deidades a algunos animales y plantas. Se desenvolvieron concepciones mitológicas, en ellas el mundo no estaba poblado sólo con los seres y las cosas perceptibles, también lo habitaban los dioses, los espíritus, los demonios.
El hombre formó en su cerebro y en su conciencia representaciones fantásticas, sobrenaturales, como reflejo y explicación de los fenómenos naturales, así como de las formas que adquirían las relaciones sociales, asuntos de importancia vital cuya naturaleza y origen no podía explicarse más que de modo distorsionado, fantasioso. El hombre necesitaba influir sobre las fuerzas ciegas de la naturaleza y la sociedad, pero era incapaz de hacerlo, era impotente, sólo los seres divinos podían ayudarlo.
Las primeras religiones fueron politeístas. En cada tribu o pueblo habían surgido y se adoraba a diversos dioses. En el panteón de cada cultura los dioses tenían funciones y poderes específicos, entre ellos surgían rivalidades y conflictos. Los hombres se imaginaban relaciones y alianzas de los dioses, y se formuló una jerarquía para las divinidades. En las guerras no sólo vencían las armas de unos pueblos sobre otros, también lo hacían sus dioses, quienes destronaban a los vencidos, o los asimilaban y transformaban. La unión de tribus y la formación de naciones, las mezclas e influencia mutua de las culturas, aceleraron la evolución de las creencias religiosas, la transformación de los dioses, de los mitos y los ritos. La evolución de las creencias llevó hacia las abstracciones del pensamiento, a las concepciones monoteístas, a las doctrinas de un dios único, soberano de la creación y de los destinos del mundo.
Las religiones concretas
La palabra religión proviene del latín religio, cuyo significado es piedad, santidad; pero en su acepción antigua se refería a las reglas y las prohibiciones, no abarcaba otros significados que hoy se dan al término. En general, el concepto de religión con su contenido actual es un producto moderno, las lenguas de los pueblos antiguos carecieron de un concepto equivalente, quizás porque las creencias y las prácticas religiosas eran más totalizadoras, estaban presentes en todos los actos de la vida, eran un modo de vida que no era posible, ni tenía sentido, diferenciar del resto de la existencia.
No existe la religión en general, ni una determinada religión que sea universal y comúnmente aceptada por todos los pueblos. Sólo existen religiones concretas, formadas en el curso de la historia de las distintas culturas. No existen religiones individuales, todas lo son de comunidades, lo que es personal es la calidad de religioso, de adepto de alguna religión.
Puede hablarse de religiones universales, pero es sólo un convencionalismo para referirse a las religiones más extendidas, a las que abarcan a pueblos de distinta lengua, origen histórico y tradiciones. La expansión de algunas de estas religiones universales fue acompañada de los procesos de la formación de los grandes imperios, del derrumbe y destrucción de otras civilizaciones, de siglos de penetración cultural y de la acción de misiones proselitistas por todos los rumbos del planeta.
Un rasgo común de las escrituras que forman el dogma de las religiones es la posición poco o nada tolerante hacia las otras religiones. Se parte de la afirmación exclusivista, de la convicción de que sólo su creencia, su dios y su culto son verdaderos. Recuérdese que las actividades misioneras tienen como propósito "convertir a los infieles", dar dios y religión a quienes profesan la suya propia.
El culto
El núcleo de la religión lo son las creencias y los sentimientos religiosos, pero la religión no se constituye sin el culto, el rito y las instituciones religiosas: comunidad de fieles, sacerdocio, templos, organización religiosa.
El culto es el conjunto de acciones con que se rinde homenaje a la divinidad y se reitera la sumisión de los creyentes. Con el culto la divinidad cobra relevancia, en esas actividades se manifiesta la propia significación y existencia de los seres divinos. El culto es indispensable para la religión. El culto es el cultivo de las creencias, de la religiosidad; sin ese ejercicio, las creencias y sentimientos religiosos tenderían a perderse.
Los ritos toman muchas formas particulares, pero siempre se practican para unirse a Dios y distinguirse en su servicio.
El rito es el conjunto de reglas para realizar el culto. El rito señala los actos y los objetos rituales, la forma de llevarse a cabo, así como algo especialmente importante: la investidura especial y los atributos que deben tener las personas encargadas de conducir los ritos.
La importancia de los ritos consiste en que establecen la forma en que los individuos y la comunidad religiosa han de relacionarse con la divinidad. Cada religión establece sus propios ritos, no es asunto formal: entraña una interpretación de las creencias y en ese sentido forma parte de ellas. Las formas distintas de realizar el culto y las diferencias rituales, dan lugar a fracturas y escisiones de la comunidad religiosa, que pueden tomar la forma de organizaciones religiosas separadas, de iglesias distintas.
Un canto de la polinesia dice que hay dioses del océano, dioses que castigan o perdonan; dioses que salvan o devoran; dioses de luz y dioses de oscuridad, dioses dentro, fuera, arriba, por debajo ... "¿Es posible contar a todos los dioses? Los dioses son innumerables".
Las religiones son un producto y un componente de la cultura y de la historia. Han sido formadas por la humanidad, por los pueblos, por el hombre, pero no como un producto humano común, como algo que se fabrica por decisión de una persona o grupo. Los pueblos han hecho en las religiones un enorme acto de creación inconsciente, han dado así testimonio de su modesta actitud ante la grandiosidad de la existencia y de su esperanza en que las fuerzas de la naturaleza y de la sociedad puedan favorecer la vida del hombre; ese ha sido y será su empeño.
Referencia:
Posadas Segura, M. L. (1994). Religiones. En Gran enciclopedia educativa. (Vol. 8, pp. 394-399). Programa Educativo Visual.
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