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Religiones: Cristianismo I

Origen del Cristianismo

Las revelaciones y las personalidades divinas no pueden ser investigadas ni medidas con los parámetros de la ciencia, de ellas sólo se registra su existencia en la conciencia de la gente y sus efectos culturales y sociales.

El cristianismo recoge las revelaciones de la divinidad a los hebreos, así como gran parte de sus tradiciones. El cristianismo apareció en algunas aldeas de la Palestina dominada por los romanos. En el estado de ánimo de los judíos de ese período, prevalecía cierta agitación pues se esperaba la inminente llegada del Mesías, el hijo de Dios que vendría a cumplir una misión de salvación del pueblo judío, a realizar la promesa de igualdad social hecha por Yahveh y el establecimiento del gobierno hebreo sobre el mundo. La realidad que vivían era el reverso de esas aspiraciones, en riesgo de esclavización, con gobiernos colaboradores del Imperio y con un Sanedrín (consejo sacerdotal) que solicitó un gobierno romano directo.

Jesús de Nazareth. (4 a.C.-30 d.C.)

La formación de Jesús estuvo influida por Juan el Bautista, hombre de vida ascética que preconizaba la rectitud en el vivir y la purificación del pecado mediante la penitencia. Fue encarcelado y decapitado por orden de Herodes Antipas, sucesor de Herodes el Grande.

Jesús se hizo predicador y realizó curaciones milagrosas. Ganó popularidad entre pescadores y campesinos. En las prédicas de Jesús destacaba su llamamiento al amor fraterno, con un mensaje especial para los pobres a los que ofrecía un futuro de buena ventura, altruismo y misericordia. Jesús insistía en un tema caro a los hebreos: la realización de la justicia social, de una sociedad sin mal y en la perfección espiritual.

Pedro, uno de los seguidores, señaló que Jesús era el Mesías y dado que éste lo aceptó, procedieron a cumplir lo indicado por la tradición: dar a conocer a todo el pueblo la presencia del Salvador, reclamar su reino en Jerusalén y establecer el reino de Dios. Jesús repudió la ley judía pero rechazó el camino de la revuelta, quizo convencer a los citadinos y al Sanedrín, estos no lo aceptaron, se irritaron con el "Falso profeta" lo denunciaron ante los romanos por delitos políticos y pidieron su castigo. Se le ejecutó en la forma reservada para los reos de rebelión y a los esclavos: la crucifixión.

Fracasó así la misión inmediata de Jesús. Pedro y sus escasos seguidores difundieron la creencia de la resurrección de Jesús y su ascenso a los cielos. Ese grupo de seguidores entusiastas formuló la idea de un próximo segundo advenimiento, dio forma a los primeros ritos cristianos: el bautismo, iniciación de la salvación, y la cena sagrada para la comunión con el Salvador.

Los apóstoles

Los principales discípulos de Jesús se dedicaron a difundir las nuevas creencias por todos los rumbos del Imperio Romano. Entre ellos destacaron Pedro, Pablo, Juan y Tomás.

Pablo de Tarso, llamado el Apóstol de los gentiles, realizó una intensa labor de predicación en varias zonas del Mediterráneo. El formuló la doctrina de que Jesús era el Hijo de Dios, enviado del cielo para ser sacrificado como hombre, expiar así el pecado de Adán y reconciliar a la humanidad con Dios. La salvación dependía de la fe en el Mesías o Cristo, esta fe sustituía a la observancia de la ley judía y en torno de ella tomaría cuerpo la iglesia. Pablo fue autor de 14 epístolas integradas en el Nuevo Testamento. Fue decapitado en Roma el año 66 o 67. El apóstol Pedro, lIamado así por Jesús pues su nombre original era Simón, encabezó las prédicas cristianas en Jerusalén, Antioquía y en Roma, ahí fue ejecutado por órdenes de Nerón.

Persecución y legalización de los cristianos

Las primeras congregaciones cristianas se formaron por esclavos, campesinos, y pobres de la ciudad, había muchas mujeres. Se desarrolló entre ellos la ayuda mutua, la hermandad y el igualitarismo. Las viejas creencias paganas estaban en crisis, y el cristianismo se extendió entre segmentos privilegiados de la sociedad pues brindaba una creencia monoteísta, una moralidad superior y era compatible con el racionalismo de las filosofías griegas extendidas entre las élites intelectuales.

Los cristianos fueron perseguidos por las autoridades de un imperio desgastado. Pero los cristianos aceptaban el martirio como un testimonio de su fe, como una forma de ganar la salvación eterna, y así la represión perdía sentido. Por otra parte, la crisis del imperio era interpretada por la clase gobernante como la pérdida de eficacia de los antiguos dioses, además el crecimiento del cristianismo y su implantación en muchas partes del imperio hacía necesaria la unidad religiosa. En el año 313, el emperador Constantino decretó en Milán la legalización del cristianismo, se daba libertad de culto y se restituían las propiedades confiscadas a los cristianos. Al poco tiempo el Estado asumió el cristianismo, lo hizo religión oficial y se autodenominó Imperio Romano Cristiano. La nueva capital imperial Constantinopla, fundada en 330, nació como una ciudad cristiana. El cristianismo entró en una era de expansión.

La clase sacerdotal

En las congregaciones cristianas se destacaban predicadores y encargados de los servicios religiosos y la conducción de la comunidad, por lo que se fue formando una clase sacerdotal. El obispo dirigía una diócesis, el metropolitano una provincia y el patriarca un patriarcado. Hubo inestabilidad y disputas, tanto en el orden doctrinal como políticas. Inicialmente todos los obispos eran llamados papa (padre). Hacia el año 440 se reconoció de modo generalizado la primacía del obispo romano, era el Pontífice, el monarca universal de la iglesia, en ese momento era León I, pero el primero había sido Pedro.

Los concilios ecuménicos

La organización de la forma católica del cristianismo ha realizado 21 reuniones generales, en ellas se han debatido y resuelto problemas de la doctrina, de la organización y de la política de la iglesia. Los concilios han sido los siguientes:

Nicea (año 325); Constantinopla (381); Éfeso (431); Calcedonia (451); Constantinopla II (553); Constantinopla III (680-681); Nicea II (787); Constantinopla IV (869-870); Letrán I (1123); Letrán II (1139); Letrán III (1179); Letrán IV (1219); Lyon I (1245); Lyon II (1274); Vienne (1311-1312); Constanza (1414-1418); Ferrara-Florencia (1431-1445); Letrán V (1512-1517); Trento (1545-1563); Vaticano I (1869-1870); Vaticano II (1962-1965). Entre los más importantes están:

El de Nicea, el Pontífice era Silvestre I. El concilio resolvió sobre la querella presentada por Arrio de Alejandría, acerca de la unicidad de Dios Padre en la Trinidad.

El de Constanza, hizo frente a un cisma de la iglesia que tenía 3 papas a raíz del fracasado concilio de Pisa (1409), restableció el papado único con la elección de Martín V.

El de Trento, durante este concilio se sucedieron 3 papas: Pablo III, Julio III y Pio IV. Tuvo prolongadas interrupciones, la iglesia cruzaba graves conflictos políticos y doctrinales, entre ellos los conectados con los movimientos de Reforma. Introdujo una Contrarreforma, con grandes cambios que aún dan su sello a la iglesia.

El Vaticano II, bajo los pontífices Juan XXIII y Pablo VI, abordó los temas de la iglesia en el mundo actual, dio inicio a la etapa de "Aggiornamiento".

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