Parque Nacional Natural Cahuinarí

El Parque Nacional Natural Cahuinarí se encuentra ubicado en el departamento del Amazonas, al sur de Colombia. La región del Cahuinarí hace parte de la gran cuenca sedimentaria del Amazonas, que configura en la región seis conjuntos paisajísticos principales: el gran plano sedimentario depositado durante el Terciario, las formas estructurales de rocas del escudo guayanés y las llanuras aluviales de los ríos Caquetá, Cahuinarí, Pamá y Bernardo. Estas llanuras son áreas donde se han depositado materiales transportados por los ríos.

El río Caquetá acarrea materiales en suspensión que provienen de la erosión de los Andes y de sus afluentes amazónicos. Sus aguas son de color crema. Los ríos Cahuinarí, Pamá y Bernardo recorren territorios ricos en hierro y reciben ácidos húmicos y fúlvicos, provenientes de la descomposición de la materia orgánica de la selva. Su color es ámbar y su aspecto negruzco, debido a la pérdida de luz que tiene lugar con la profundidad.

Los suelos del Cahuinarí son ácidos, debido a la presencia de altos niveles de hierro y aluminio; parece ser que para tolerarlos las plantas han desarrollado estructuras anatómicas, mecanismos fisiológicos y asociaciones con hongos o bacterias. Las formaciones vegetales del parque se clasifican en bosques de tierra firme no inundables, bosques inundados -várzeas e igapos-, sabanas y pequeños parches de vegetación especializada.

Cuando las aguas bajan durante la temporada seca de final del año, en algunas islas del río Caquetá, se forman extensos playones de arenas y limos que son aprovechados como lugares de anidación por las charapas, las tortugas de agua dulce más grandes del mundo, que fueron muy perseguidas para el comercio ilegal de su carne, huevos e incluso de sus tortuguillos.

Tortugas charapas — Actualmente existen fundaciones encargadas de proteger las anidaciones de tortugas charapas que fueron catalogadas en el caso colombiano como especies en Peligro Crítico de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).

La gran riqueza de las selvas del Cahuinarí alberga una alta diversidad de animales. Entre los más extraordinarios se encuentran el caimán negro o yacaré, que puede superar los 8,5 m. de longitud; la anaconda, la serpiente más grande del mundo; y la boa, serpiente estranguladora que se alimenta de mamíferos pequeños, aves y lagartijas. Entre las serpientes venenosas están el verrugoso y varias especies de cuatronarices.

Los mamíferos grandes, cuyas poblaciones habían disminuido considerablemente, se están recuperando en el parque. Con frecuencia se encuentran en los playones huellas frescas de tigre mariposo, ramonean en las orillas los apacibles chigüiros o resuenan los dientes de los cafuches, que forman pavorosas manadas de varios cientos de individuos.

Cafuches — El cafuche es un animal diurno que vive en inmensas manadas, de 50 a 300 individuos. Su carne es muy apetecida por su exquisito sabor y poca grasa.

En algunas madreviejas se refugian los perros de agua, que son codiciados y cazados por sus pieles. El Cahuinarí es el paraíso de las dantas, los mamíferos terrestres más grandes de América del Sur, después del oso andino. También es refugio de primates que son perseguidos por los cazadores de pieles y mascotas; hay micos leoncito, bebeleche, titíes frailes, maiceros y churucos.

Se conocen en el área 124 especies de peces, entre ellas la arawana, la cachama blanca, la pirapitinga o cachama negra, el tucunaré, la piraña, el valentón, el falso disco y el juan viejo o mojarra rayada. La avifauna también es diversa; las aves más importantes para los indígenas, por la belleza de su plumaje y la calidad de su carne, son los piuríes, los tentes, las guacamayas, los loros, pericos y tucanes.

Comunidad indígena miraña — Los miraña son un grupo étnico de habla Bora, ubicados en el curso inferior del río Caquetá, cerca de la desembocadura del río Cahuinarí. Viven de la caza de animales, la pesca y el cultivo de la tierra mediante el sistema de chagras con múltiples especies.

Hay vestigios de antiguas ocupaciones en las orillas del Caquetá y en la desembocadura del Cahuinarí. En el chorro del Tijereto, el pedregal del Miringuao y los chorros de la Regadera y del Gago, en Solarte, se encuentran petroglifos. Para los indígenas miraña, estos tienen significados precisos: su cosmogonía los asocia con antiguos sitios de trance chamanístico.

A comienzos del siglo XX el antropólogo inglés Thomas Wiffen visitó la zona y estimó que en el interfluvio entre el Medio Caquetá y el Putumayo había unos 40.000 indígenas. Actualmente sobrevive apenas un puñado de boras y mirañas, los demás se extinguieron durante el genocidio de las caucherías.