Islam: Ciudades y mezquitas
Mezquita Masjid al-Nabawi o Mezquita del Profeta ubicada en Medina Arabia Saudita, aquí está enterrado Mahoma.
Dice la tradición islámica que mientras dormía en una cueva del Monte Jiraam, imprevistamente, a Mahoma se le presentó el Arcángel Gabriel, quien le ordenó de inmediato predicar “en el nombre de tu señor, el que te ha creado”. Por entonces Mahoma tenía unos 40 años, y comenzó su tarea instando a los habitantes de La Meca a abandonar el culto a los numerosos ídolos que adoraban, y a someterse a un único Dios.
La Meca
Sagrada para el islam, en tanto ciudad natal de Mahoma, La Meca se encuentra en la región del Hiyaz, en el oeste de Arabia Saudita. El punto central y neurálgico de La Meca es el Masjid al-Haram "Mezquita Sagrada", primer lugar santo del islam, en ella se encuentra la Kaaba o "Casa de Dios” que según la creencia musulmana fuera levantada por Abraham para rendirle culto a un único Dios. Para los musulmanes, alcanzar la Meca implica como fieles seguir una serie de ritos de purificación interior. En ella, todos los visitantes se identifican sin diferencias ante Dios.
Su nombre deviene de "makka" que en lengua árabe significa "digna". La Meca era una ciudad estratégica para los caravaneros árabes, y un lugar de partida y llegada de mercancías y personas de todas las regiones. Fue también la ciudad que vio nacer al Profeta y la que lo albergó cuando él mismo era parte de ese tránsito permanente. Justamente durante el descanso de uno de sus viajes, es que Mahoma recibirá el mandato de predicar.
Vista de la Mezquita Sagrada Masjid al-Haram en la ciudad de La Meca
Las torres que dominan la mezquita constituyen una presencia acorde a la magnitud de las peregrinaciones. En su conjunto, la construcción data del año 1570. La Kaaba o “Casa de Dios”, según su significado literal, es el corazón mismo de la peregrinación sagrada. Según marca la tradición musulmana, los que van a La Meca deben dar vuelta siete veces alrededor de la enorme estructura, e intentan tocar la esquina de la “Piedra Negra”, supuestamente un meteorito que terminó formando parte de un relato religioso en el que aparece como un presente de Dios a los hombres transportado por el Arcángel Gabriel.
Cada año más de tres millones de fieles se dirigen hacia La Meca para cumplir uno de los mandatos del islam: visitar por lo menos una vez en la vida la ciudad que vio surgir al Profeta Mahoma. A su vez, cualquiera sea el lugar donde se encuentre un creyente, debe realizar sus cinco rezos diarios dirigiendo su mirada a ella. La historia religiosa de La Meca es aún más antigua que el islam mismo, y antes de que el Profeta naciera, entre sus murallas, la ciudad albergaba una gran variedad de cultos politeístas.
Antes de la llegada de Mahoma, la Kaaba albergó más de 300 ídolos. El Profeta limpió el lugar y consagró a la Piedra Negra. Está cubierta con una tela negra con vanos registros caligráficos bordados en oro. Anualmente son millones los que realizan su viaje a La Meca durante el llamado mes musulmán o du I-hiyya, mientras que otros tantos lo realizan en cualquier otro mes del año. A los primeros se los considera realizadores de la “peregrinación mayor” y a los segundos, de la “peregrinación menor”.
La Kaaba es el corazón del santuario, un monumento muy sencillo, de forma casi cúbica, de 10 x 12 x 15 metros que alberga en una de sus esquinas la Piedra Negra, que ya se veneraba antes del islam, y estaba en el origen de peregrinaciones por parte de poblaciones animistas de la región.
Cúpula de la Roca en Jerusalén
Sitio emblemático para la fe islámica, el templo fue levantado en el centro mismo de la llamada explanada de las mezquitas, en Jerusalén. Construida entre los años 687 y 691 por el noveno Califa, Abd al-Malik, también se la conoce como la Mezquita de Umar, ya que, tras la conquista de Jerusalén, el Califa Umar realizó allí sus rezos. Lo sagrado del lugar estriba en que los musulmanes creen que desde allí el Profeta ascendió a los cielos para encaminarse al reino de Alá, guiado por el arcángel Gabriel. El edificio tiene un diámetro total de 54 metros, coronado por una extraordinaria cúpula dorada.
La religión judía también le asigna a la Cúpula de la Roca una honda significación sagrada, ya que, según su tradición, fue allí donde Abraham estuvo dispuesto a llevar el sacrificio de su hijo Isaac por mandato divino. La misma tradición también señala que en ese mismo lugar Jacob, vencido por el cansancio, durmió utilizando por almohada una roca, y en su sueño divisó una escalera que conducía al cielo, por la que ascendían y bajaban los ángeles. Es probable que Abd al-Malik ordenara levantar el santuario como una reafirmación de la superioridad del islam en Jerusalén, que en el siglo VII era la ciudad cristiana y judía por excelencia.
Los musulmanes le atribuyen a la Cúpula de la Roca la más noble de las acciones: desde allí Mahoma fue conducido frente a Alá, tras superar los ocho círculos que mediaban entre la Tierra y Dios.
El edificio tiene una planta centrada octogonal, y en su espacio central se encuentra la propia Roca del antiguo Templo de Salomón. Por la singularidad de su construcción y por los detalles de su decoración interna se asume que fue obra de un arquitecto bizantino quien, seguramente, contó con la ayuda de arquitectos musulmanes. Todo el edificio rebosa de columnas, arcos y una abigarrada decoración en paredes, puertas y ventanales.
El interior del edificio alberga una doble circulación. La más externa de ellas tiene forma de octógono y está sostenida por 24 arcos que descansan en 8 pilares y 16 columnas. La circulación restante es de planta circular, y tiene a su vez 16 arcos sostenidos sobre 4 pilares y 12 columnas. En el centro se halla la Piedra Sagrada desde la que ascendió el Profeta.
La Córdoba musulmana
La ciudad de Córdoba constituyó, en la Península Ibérica, el centro neurálgico del poder musulmán local. Tras derrotar al rey visigodo Rodrigo en el año 711, los musulmanes tomaron casi toda la Península Ibérica. Originariamente establecieron su capital en Sevilla, pero en breve fue trasladada a Córdoba, ciudad fundada por el general romano Claudio Marcelo en el año 152 a.C. El desarrollo de la ciudad fue inmenso y su diseño daba lugar a todas las edificaciones necesarias para albergar desde las clases dirigentes hasta artesanos, orfebres y trabajadores de los más diversos gremios.
Vista de la actual ciudad de Córdoba, España. Se visualiza el “Puente romano de Córdoba” sobre el río Guadalquivir y al fondo la Gran Mezquita de Córdoba.
La Mezquita de Córdoba, en España, es uno de los mayores tesoros del arte y la religiosidad islámicas. Construida sobre una basílica cristiana, les fue arrebatada a los musulmanes en el siglo XIII, tras la reconquista de la ciudad. De planta rectangular, mide 180 x 130 m y tiene 19 puertas de acceso, por lo que no hay fachada principal. En el siglo XVI, los cristianos reemplazaron su minarete por una torre campanario de 93 m y demolieron parte de la construcción para erigir la catedral.
El inicio de su construcción data de fines del siglo VIII, cuando el primer Emir de Córdoba, ordena su emplazamiento sobre la Basílica visigoda de San Antonio Mártir, a su vez levantada hacia el siglo V. Será justamente en el solar de esta última que en 786 se levanta el oratorio musulmán. Las diferentes etapas de su construcción la van a convertir en la tercera mezquita más grande del mundo, sólo superada por la de Casablanca y la Meca. Cuando en 1236 Córdoba fue conquistada por los cristianos, la mezquita se transformó en catedral.
Patio de los naranjos. El recinto ocupa más de un tercio de la mezquita y conserva su disposición original. El patio cumplió con todas las funciones tradicionales musulmanas, como cementerio, salón de fiestas y actos culturales, hasta la caída de la ciudad en manos de los cristianos.
La Alhambra, ciudad amurallada
El desarrollo urbano de los musulmanes tuvo hitos maravillosos en varias ciudades, tanto por la fastuosidad de sus palacios, mezquitas y mercados, como también por los fortificados muros que las rodeaban para su defensa. El caso de La Alhambra es uno de los más destacados. La Alhambra es una ciudad amurallada que ocupa la mayor parte del cerro de La Sabika, en Granada, aunque su propio amurallamiento la independizaba de hecho de la ciudad. Toma su nombre del color de los muros de su principal fortaleza, ya que “Alhambra” deviene del árabe “Abu Alahmar” que significa “fortaleza roja”. Consiste en un conjunto de palacios, jardines y fortalezas que albergaba una verdadera ciudadela dentro de la propia ciudad de Granada.
Se tuvo conocimiento de su existencia en el siglo IX, cuando Sawwar ben Hamdun se refugió en la alcazaba durante el período de luchas civiles en el Califato Cordobés, al que pertenecía Granada. Cuatro siglos más tarde Mohamed Ben al-Hamar (Mohamed I, 1238-1273), primer monarca nazarí, establecerá allí su residencia real. El musulmán ordenará la construcción del primer sector del palacio de La Alhambra, completado finalmente por su hijo y sucesor, Mohamed II. Pero será en los reinados de A Yúsuf I (1333-1353) y Mohamed V (1353-1391) donde se construyeron los principales edificios que han sobrevivido por siglos y hoy testimonian la grandiosidad de la ciudad.
Vista panorámica de la Alhambra. Como conjunto arquitectónico, exhibe un esplendor extraordinario en sus numerosos edificios, palacios y mezquitas, siempre con una decoración de exquisita simetría.
La Alhambra reunía un complejo sistema de construcciones en las que no faltaba ninguna dependencia necesaria para la vida palaciega. El harén, por ejemplo, tenía entre sus reductos un lugar de primerísima importancia. Todas las construcciones estaban dotadas de una característica decoración en la que abundaban alfombras y paredes densamente azulejadas; también de finas columnas, coronadas con coloridos y recargados capiteles.
Patio de los Arrayanes: Sala central del palacio de Comares, su construcción data de las primeras décadas del siglo XIV. Característico de su construcción será la presencia de un gran espejo de agua, en la que se refleja la Torre de Comares. alrededor de la gran pileta se hallan plantados los arrayanes. El patio comunica con varias alcobas, agrupadas en uno de sus extremos, y con la Sala de la Barca, una antecámara al Salón del Trono o de los Embajadores, la más grande y más alta de todo el palacio. El patio de los arrayanes también es conocido como Patio de la Alberca, por albergar justamente una de las piletas más bellas de toda la ciudad.
La fuente de los leones: construida aproximadamente en la primera mitad del siglo XIV, se le atribuye una variada significación simbólica. Entre esta variedad destaca la representación de las doce tribus de Israel. De hecho, dos llevan un triángulo en la frente con el nombre de las tribus de Judá y Leví también se asocia a los doce leones con los signos zodiacales.
Fuente de los leones. Tiene diversas inscripciones, entre ellas del poeta ibn Zamrak, y referencias al rey Salomón.
En 1492 los reyes católicos recuperaron el reino de Granada, sucediéndose el retiro de los musulmanes de La Alhambra. Boabdil (Muhammad XII), quien estaba al mando de los musulmanes, debió desalojar el palacio, que luego pasaría a alojar a los reyes españoles, y abandonar la ciudad amurallada. Mostrando su enorme tristeza, recibió entonces una sentencia lapidaria: “llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”.
Bagdad, la ciudad redonda
Fundada por los abasidas en el siglo VIII a orillas del río Tigris, muy pronto la ciudad alcanzó un desarrollo comercial, cultural y científico de enormes proporciones. rodeada de un doble anillo de murallas protectoras con cuatro puertas principales, en su interior crecieron numerosos edificios de piedra y mezquitas bellamente decoradas, cuyas grandes cúpulas daban cuenta del esplendor alcanzado. Su fundador, segundo califa Abasida, Al-Mansur "El victorioso” prolongó su reinado entre 754 y 775. Según la tradición, la fundación de la ciudad sucedió en el año 762, en las proximidades de la antigua Babilonia.
Concepción artística de la ciudad redonda de Bagdad bajo la dinastía Abasida
Centro político, económico, militar, cultural y artístico del islam, llegó a tener en el siglo IX unos 700.000 habitantes. Como la principal ciudad musulmana bajo el régimen abasida, Bagdad mantenía una ebullición constante. En sus calles se confundían artesanos, vendedores y pobladores que buscaban satisfacer sus necesidades de mercaderías. También se volcaban en ellas lectores del Corán y sus discípulos. La lectura era para los musulmanes una actividad sagrada, en tanto aprendizaje de los textos del Corán. Además, el desarrollo científico alcanzado abrió nuevos caminos de interés e incentivó el intercambio intelectual.
Los caravaneros constituían una presencia excluyente dentro del universo de la ciudad. Sus camellos cargados de mercaderías eran una atracción sin par, y convocaban a los ávidos compradores. El agua para los regadíos y el de uso personal fue una de las principales preocupaciones de los habitantes de Bagdad. Se fabricaron grandes ruedas para extraerla de los niveles inferiores y así almacenarla y distribuirla. Los niños acompañaban a sus madres en las recorridas por la ciudad. No todos accedían a una sistemática escolaridad, salvo en los preceptos y ritos religiosos. Las calles de Bagdad exhibían el colorido de los vestidos de sus pobladores. Típicas túnicas hasta los tobillos, y turbantes que servían para aplacar la tiranía del sol.
Los más variados artículos podían encontrarse en las calles y mercados de Bagdad, donde eran fabricados a la vista de todos. Entre estos artesanos se destacaban los vidrieros, quienes realizaban jarros, vasos y botellas; y los textileros, expertos en el arte de la confección, los vendedores exhibían sus mantos, telas y alfombras.
Constantinopla
Constantinopla era la capital bizantina, erguida con sus impresionantes torres de la catedral local. Sus defensas también eran imponentes y parecían infranqueables, ya que estaba rodeada por tres anillos amurallados que contaban, entre uno y otro, profundos fosos que la hacían impenetrable. Cuando los otomanos iniciaron su ataque, el emperador Constantino XI señaló que jamás rendiría la ciudad y que antes moriría defendiéndola. Espada en mano, en sus murallas, cumplirá su palabra. Le correspondió al Sultán Mehmed II someter a su gran rival, en una campaña que demandó años y millares de víctimas en ambos bandos.
La caída de Constantinopla bajo dominio turco en 1453 marcó la historia europea. Durante el período otomano la ciudad sufrió un cambio cultural completo, y pasó de ser una ciudad bizantina y cristiano ortodoxa a otra islámica. La Iglesia de la Divina Sabiduría Santa Sofía, fue convertida en una mezquita como lo fueron las otras iglesias en la ciudad. Los otomanos denominaron a la ciudad Istanbul pero el nombre de Constantinopla siguió en uso hasta comienzos del siglo XX.
Un elemento interesante del paisaje de algunas zonas de la ciudad de Estambul son las Türbes, características tumbas del periodo otomano. En la imagen la tumba de Mimar Sinan en las cercanías de la Mezquita de Süleymaniye.
ARQUITECTURA RELIGIOSA
la arquitectura musulmana se caracteriza por la fuerte impronta religiosa que la domina y cuya máxima expresión es la mezquita, término que significa "lugar donde se postra uno frente a dios". Según la región en donde se hallarán y la influencia de los pueblos que hicieron propia la fe islámica, pueden señalarse diversas tendencias arquitectónicas, entre las que se destacan la persa (Mezquita de Isfahan), la otomana (Mezquita Azul), la mameluca (Mezquita del Sultán Hassan) y la mughal (Mezquita Real), en todos los casos, torres y cúpulas y una abigarrada decoración resaltan las calidades de las construcciones mencionadas.
La Mezquita de Isfahan
La majestuosidad de la entrada de la mezquita alcanza una altura de 27 m. se encuentra enmarcada por una guarda caligráfica, la que consagra en su texto la gloria de Dios y de Shah Abbas, quien a fines del siglo XVI concibió a Isfahan como la capital de su imperio. Un detalle característico de la mezquita es la sucesión de estalactitas que sirven de transición de una base cuadrada a la circular de la cúpula.
La Mezquita de Isfahan en la ciudad de Isfahán, capital de la provincia de Isfahan, Irán, esta incluida en el listado del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 2012.
Mezquita Azul
Construida por orden de Ahmet I, la obra fue iniciada en 1609, finalizando siete años más tarde. Tiene tres ingresos principales. Con enormes puertas y un patio de columnas. Es la única mezquita de minaretes. La cúpula central tiene un diámetro de 23.5 m y una altura máxima de 43 m, sostenida por cuatro columnas acanaladas de 5 m de diámetro. En total, cuenta con 260 ventanas.
La Mezquita Azul al lado del antiguo Hipódromo de Constantinopla. Jean-Baptiste van Mour, siglo XVIII.
Arquitectura mameluca
Durante el período mameluco, que se extendió en buena parte de los siglos XIII a XVI. Floreció el arte islámico en la región de Egipto. Una de sus mayores expresiones fue la construcción de mezquitas. Como las del Sultán Hassan. Levantada en el Cairo entre 1356 y 1363. En su construcción se emplearon mármoles de diferentes tonos y plata y oro para las aplicaciones de muchas de sus puertas.
La Mezquita del Sultan Hassan, Cairo, Egipto. En el reinado mameluco la mezquita también servía de madrasa (escuela) donde se estudiaban los principios sunnitas.
La Mezquita del Emperador
Característica de la arquitectura islámica mogol, se levanta en Lahore, Pakistán, en el año 1674 por Aurangzeb. Por sus dimensiones, llega a albergar unas 50.000 personas, siendo la mezquita más grande de Pakistán. El Badshahi Masjid, literalmente la "Mezquita Real" es una de las realizaciones más brillantes de la era mogol. La decoración de la mezquita demandó el trabajo de miles de artesanos que armaron los mosaicos con los que fue engalanada. La torre que la domina es una de sus más destacadas construcciones.
La mezquita se estructura como una gran sala de oración, de 136 m de ancho y 38 m de profundidad. A ella se accede por un patio porticado que ocupa unos 120 m de ancho por otros 50 m de fondo. Las numerosas naves de la Sala de Oración descansan sobre enormes columnas que culminan en capiteles de orden corintio, unidas entre sí por arcos. Encima de éstas, otras columnas, más pequeñas, soportan el peso del techo.
Vista nocturna de la Mezquita Badshahi Masjid
Mezquita de Damasco, un centro emblemático
La Mezquita de los Omeyas o Mezquita de Damasco, en Siria, es una de las más antiguas y grandes del mundo. Fue construida por el califa omeya Walid I en el año 705 sobre una iglesia bizantina consagrada a Juan el Bautista desde la época del emperador romano Constantino I. Esta mezquita es una de las más importantes del mundo islámico y ha tenido una superlativa influencia sobre otras construcciones posteriores. Su nave central conduce al mihrab principal, reconocida como zona sagrada, que ya tenía la mezquita en la Edad Media. El aspecto actual es ciertamente distinto del original, ya que fue restaurado tras un incendio importante.
Patio interior de la Mezquita de Damasco
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