La contabilidad
La información sobre el estado financiero de una empresa, imprescindible en todo momento para la toma de decisiones, proviene de una persona o sección fundamental en toda sociedad: el contador. Él es el encargado de registrar todos los movimientos financieros de la empresa y ordenarlos de tal forma que pueda tener en cualquier instante la información que precisa a la hora de tomar una decisión.
PRINCIPIOS DE LA CONTABILIDAD
Para hacer posible que la información que suministran los contadores sea fácilmente comprensible por las personas que no la han elaborado, se han establecido una serie de principios o normas generales. Aunque estos principios son muy genéricos, y por tanto pueden dar lugar a algunas divergencias, trazan, aunque no de forma rigurosa, el camino que se debe seguir. Algunos de estos principios generalmente aceptados provienen simplemente de costumbres, como la de hacer que los valores de los bienes vayan al lado izquierdo del balance, en el Activo, y las participaciones al lado derecho, en el Pasivo; sin embargo, son estos tipos de principios, igual que los que a continuación se exponen, los que permiten interpretar la información contable con mayor rapidez y seguridad. Los principios generalmente aceptados en que se basa la contabilidad son los siguientes:
Principio de acumulación
Este principio implica la necesidad de acumular las operaciones que sean de la misma especie, así como la obligación de venir registradas por sus totales. Es decir, si se vende un producto en un determinado precio en el registro de la empresa debe aparecer la venta total de ese producto, pero también debe aparecer junto a ella el costo que ese producto tuvo para la empresa, para que se pueda saber el beneficio obtenido en la operación.
El aumento de capital se basa en el ahorro y la inversión, que debidamente utilizados (bien invertidos) produce un aumento de la riqueza de la empresa.
Principio de consistencia
Según este principio, el contador debe registrar los bienes siempre de la misma forma, es decir, de manera consistente, ya que, si cambiase el sistema de registro, las conclusiones extraídas de la información contable podrían ser consecuencia más de estos cambios en el sistema que de auténticas desviaciones. Este principio supone entonces que, una vez adoptado un procedimiento, éste debe seguirse siempre.
Principio del criterio conservador
Este principio establece que, en situación de duda, el contador debe optar siempre por el criterio más conservador para hacer sus registros, lo que supone, por ejemplo, que debe registrar los ingresos cuando existe la certeza de que se han conseguido. Este es el motivo de que, por ejemplo, la plusvalía que podría haberse obtenido por el paso de una carretera cerca de un terreno de la empresa no se registre en los libros de contabilidad como un incremento del valor de dicho terreno. También se puede incluir aquí el principio que hace que los costes se reflejen por su coste de adquisición o de manufactura, y que el beneficio sólo aparezca cuando el bien se haya vendido.
Principio del período contable
Uno de los objetivos principales de toda empresa es el de su permanencia en el tiempo; es decir, no plantearse en ningún momento la posibilidad de desaparición. Esto obliga al contador a usar unos ciertos períodos de tiempo para determinar el beneficio o la pérdida habida durante dicho período. Este beneficio o pérdida, evidentemente, no es el definitivo, ya que para conocerlo se tendría que liquidar la empresa, con lo que atentaría contra ese objetivo básico de no desaparecer.
El contador debe dividir el tiempo en ciertos períodos -meses, trimestres, años, etc.- en los cuales mide los resultados de la empresa.
La división del tiempo en períodos contables supone una de las mayores dificultades a la hora de interpretar la información contable, ya que, al enfrentar los ingresos de un cierto período de tiempo con los costes que fueron necesarios en ese mismo período para producir dichos ingresos, se pueden presentar restricciones que obligan al contador a establecer criterios más o menos arbitrarios para poder cumplir con este principio.
Por ejemplo, la depreciación que sufre un bien cualquiera debido al paso del tiempo normalmente no se produce de manera uniforme, sino que esta depreciación suele ser mayor al comienzo de la vida útil de dicho bien. Sin embargo, en función de este principio contable, la ley obliga a utilizar un sistema de depreciación lineal en el que el valor del bien se divide en cantidades iguales que se aplican durante cada período como valor de la depreciación del mismo, cosa que, no refleja exactamente la realidad. A pesar de estos inconvenientes, este principio contable es indispensable para comprender la posición financiera de la empresa.
Principio de materialidad
Según este principio, las partidas contables deben registrarse por orden de importancia. Por ejemplo, en una fábrica, la compra de los útiles de escritorio como lápices, bolígrafos, papel, etc., que tienen poca materialidad o importancia frente al conjunto de gastos de dicha fábrica, podría llevarse directamente a la cuenta de gastos generales, mientras que en una empresa de auditoría estas compras, que podrían ser importantes, se deberían llevar directamente al activo.
Debe tenerse en cuenta que la importancia material es relativa: lo que importa para una unidad comercial puede no serlo para otra.
REGISTROS CONTABLES
Cada asiento que aparece en los libros de registros contables debe realizarse mediante el método de la doble partida. Esto significa que en cada asiento el contador hace dos anotaciones: en la columna que normalmente aparece a la izquierda de los libros de contabilidad, llamada columna del Debe, anota las entradas que se producen, mientras que, en otra columna, generalmente situada a la derecha, llamada columna del Haber, anota las salidas que se producen debido a esa misma transacción, de tal modo que cualquier anotación en la columna del Debe tiene una anotación pareja en la columna del Haber.
Las cuentas, de esta forma, intercambian valores de tal manera que la que recibe lo hace en una cantidad que debe ser igual que la que sale de otra cuenta. Por ejemplo, si se compra una mercancía el contador debe registrarla en la cuenta de compras de mercaderías un ingreso cuya cantidad debe ser igual a otro registro de salida que aparecerá en la cuenta de Caja o la de Bancos, por el valor del dinero que salió para comprar esa mercancía.
Por el principio de acumulación, cada una de las cuentas va recibiendo cargos-registros en el Debe- y abonos -registros en el Haber-, que en el período contable que se considere puede tener unas diferencias llamadas saldos. Algunas cuentas nunca pueden dar más de lo que reciben, como sucede, por ejemplo, con la cuenta de Caja, en la que el dinero que entra siempre tiene que ser mayor o igual al dinero que sale, mientras que otras cuentas, por el contrario, podrán dar más de lo que reciben, con lo que su saldo podrá ser cero o incluso acreedor.
Es imprescindible que una empresa mantenga al día un registro contable de movimientos.
El Balance
El principal fin que persigue todo proceso contable es proporcionar una visión global del funcionamiento financiero de la empresa, que se consigue a través de dos figuras contables básicas: el Balance y el Estado de Pérdidas y Ganancias. Físicamente, el Balance se presenta en dos columnas, cada una de las cuales está formada por diferentes conceptos que vienen acompañados de una cifra que significa el valor en pesos que la contabilidad ha adjudicado a dicho concepto. En una de las columnas se representa el ACTIVO, que simboliza los recursos con que cuenta la empresa; es decir, lo que la empresa “tiene” o posee. Enfrentada a esta columna aparece el PASIVO, que representa las obligaciones que la empresa debe afrontar; es decir, lo que la empresa “debe”. El estudio confrontado de ambas columnas es el que proporciona la situación financiera de la empresa en el momento de realizar el balance.
EL ACTIVO
La columna (imagen de abajo) representa el ACTIVO, y en ella aparecen reflejados los siguientes términos:
Tabla de Activos
Activo corriente
El activo corriente corresponde a la parte del activo formada por bienes de pronta realización que posee la empresa; es decir, aquellos que son susceptibles de convertirse en dinero -o ya son directamente dinero- en un período menor de un año. El período de un año, como otra serie de acontecimientos en la contabilidad y las finanzas, se toman por usanza. Dentro de este apartado se encuentra, en primer, lugar la cuenta de Caja y Bancos, formada por los activos de mayor liquidez que tiene una empresa; es decir, el dinero mismo, cheques a cargo de instituciones bancarias, saldos de cuentas bancarias de disponibilidad inmediata, giros u otros valores que puedan ser recibidos por un banco como dinero. Como puede disponer de esas cuentas en forma instantánea, para sus fines de análisis, al financiero le da lo mismo cualquiera que sea la forma que tengan y, por lo mismo, las toma en su conjunto.
En segundo término, figura en el Activo Corriente el epígrafe de Clientes, en el que deben aparecer los pagos que la empresa está pendiente de recibir por parte de las ventas ya realizadas. Este es, en orden sucesivo, el activo de más fácil conversión en dinero, ya que, para conseguirlo, sólo resta hacer la gestión de cobranza. En este epígrafe se añade la observación de “neto”, que significa que, a la hora de valorar el mismo, debe tenerse en cuenta los posibles impagos; es decir, aquellas deudas que tienen los clientes con la empresa y que, probablemente en un tanto % ya conocido por balances anteriores, será imposible hacer efectivas.
El Activo Corriente continua con el epígrafe Existencias, que es únicamente aplicable a las empresas de tipo industrial. En este caso, las categorías en que se dividen estas existencias son: las mercancías listas para la venta o productos terminados; los productos en proceso de fabricación o trabajos en curso, que son las manufacturas que habitualmente produce la empresa y que aún no han sido terminadas, y, por último, las materias primas o materiales que deberán ser sometidos al proceso de fabricación. Estos inventarios toman algún tiempo para convertirse en efectivo, ya que, previamente, deberán someterse a la fabricación algunos de ellos y, en todo caso, deberán venderse para convertirse en cuentas a cobrar y, posteriormente, hacerse la gestión de cobranza hasta convertirse en efectivo.
Los activos corrientes son de gran importancia en toda empresa puesto que es con ellos que la empresa puede operar, adquirir mercancías, pagar Nómina, adquirir Activos fijos, y pagar sus pasivos ente otros aspectos.
En el Activo Corriente pueden figurar otras cuentas que para el caso del balance inicial no se han reseñado, tales como los activos transitorios; gastos pagados por adelantado; cuentas a cobrar con plazos menores de un año, pero que no corresponden a las operaciones habituales de la empresa; valores o títulos de fácil realización o, en todo caso, cuya realización demande menos de un año; efectos a cobrar, etc. Corresponden todos, más o menos, a las mismas categorías que se han incluido en el activo corriente, pero su característica común debe ser la posibilidad de realizarlos en menos de un año.
Activo no corriente
En esta parte del Balance aparecen todos los bienes que la empresa ha comprado no con la intención de venderlos, sino de servirse de ellos para hacer sus negocios habituales. En esta categoría están los activos fijos, formados por bienes muebles o inmuebles, como terrenos, edificios, maquinarias, mobiliario, etc. Por ejemplo, si la empresa se dedica a vender coches, el valor de éstos deberá figurar en el activo corriente, mientras que, si la empresa se dedica a cualquier otro negocio, los coches que tenga para su servicio deberá figurar en el activo fijo (no corriente).
Dentro de esta partida del activo no corriente se deben incluir también todos aquellos activos no tangibles que están sujetos a amortización, es decir a depreciación con el tiempo, siempre y cuando la empresa haya pagado por ellos, ya sea comprándolos a terceros o gastando sus propios recursos en su formación. Esto quiere decir que aquí se incluyen, en primer lugar, los nombres y marcas comerciales compradas, los derechos, patentes, etc., comprados o desarrollados por la empresa a su costo original; en segundo lugar, las plusvalías, cuando se han pagado, etc., y, por último, aquellos gastos que no pueden ser atribuidos a un solo período porque tienen incidencia en un período mayor de un año, tales como los gastos de constitución de la empresa, los gastos de primer establecimiento, etc.
La columna del ACTIVO finaliza con el TOTAL ACTIVO, en el que aparecen en pesos la suma de los valores asignados a cada uno de los epígrafes que componen el mismo. El orden en que aparecen estos epígrafes en el ACTIVO no tiene por qué ser obligatoriamente el que aquí se ha descrito. Sin embargo, es casi una norma ordenarlos de mayor a menor.
EL PASIVO
Tabla de Pasivos
En la otra parte del Balance aparece la columna del PASIVO, en el que están las cuentas que, en plazo más o menos largo, deberá afrontar la empresa. Igual que en la columna del ACTIVO, en la del PASIVO aparecen también varios epígrafes.
Pasivo corriente
Por la misma razón considerada al hablar del activo corriente, las deudas que la empresa deberá satisfacer en un período menor de 365 días, forman el pasivo corriente. Estas cuentas también deben aparecer listadas por la mayor o menor urgencia de su cancelación y, por lo mismo, en primer término, deben figurar los sobregiros -giros en descubierto- de las cuentas bancarias, las cuentas de proveedores, los gastos y otras cuentas por pagar, los efectos por pagar con plazos menores de un año y todas las deudas a terceros de cualquier índole, siempre y cuando sea necesario satisfacerlas en plazos menores de un año.
Pasivo no corriente
Aquí se debe hacer notar que el financiero, para los fines especiales de su análisis, puede mezclar sus cuentas de capital propio y aquéllas de capital ajeno que no le será indispensable satisfacer antes de un año, porque en todo caso es un pasivo no exigible a corto plazo. Sin embargo, se suele diferenciar estas dos categorías bajo los nombres de No Exigible y Exigible a Largo Plazo, para diferenciar el capital propio y el ajeno, y para establecer los índices de liquidez y de apalancamiento financiero.
Es más importante la distinción que existe entre lo que es corriente y lo que no es corriente, porque, evidentemente, sería una insensatez financiar activos fijos con pasivos corrientes, ya que estos activos fijos deberán ser financiados con pasivo no corriente, propio o ajeno.
El pasivo no corriente, por lo mismo, está formado por las deudas contraídas a largo plazo y por todos los aportes y beneficios no distribuidos, que tengan o no la forma de reservas, en última instancia pertenecen a los dueños. Igual que sucede con el ACTIVO, la columna del PASIVO finaliza con el TOTAL PASIVO, que es la suma de todos y cada uno de los epígrafes que contiene dicha columna.
Lógicamente, si la empresa está equilibrada, la suma del Activo Total deberá ser igual a la del Pasivo Total; sin embargo, normalmente no sucede esto y uno de los valores supera al otro. Si el ACTIVO es mayor que el PASIVO, en el momento de realizar el balance la empresa presenta beneficios, que aparecerán entonces en la columna del PASIVO bajo el epígrafe de Pérdidas y Ganancias con un valor igual al necesario para que los totales de ambas columnas sean iguales. Si el PASIVO supera al ACTIVO, significa que en ese momento la empresa da pérdidas que, también bajo el epígrafe de Pérdidas y Ganancias, se sitúan en la columna del ACTIVO para que, al final, la suma de ambas columnas concuerde.
Estado de pérdidas y ganancias
El Balance muestra la situación financiera de una empresa en un momento determinado; sin embargo, mediante él es imposible conocer el origen de las pérdidas o ganancias de la misma que vienen determinados a través del Estado de Pérdidas y Ganancias, conocido también como Cuenta de resultados, en donde se muestra la forma en que se generaron las pérdidas o los beneficios, así como la parte de beneficios que se distribuyó entre los socios o dueños del negocio y la parte que se mantuvo para utilizarse en el ejercicio posterior.
En las sociedades es frecuente que, al final de cada período, se reúna la Junta de Accionistas con el fin de acordar la parte de los beneficios que han de distribuir, así como las posibles ampliaciones de capital y, en general, la política de la empresa para el siguiente período.
En las grandes sociedades anónimas, cuyas acciones están dispersas entre un amplio número de personas, se acostumbra a ahorrar parte de los beneficios cuando los rendimientos corresponden a años de bonanza, para, cuando los resultados no son tan buenos, tomar de estos beneficios guardados y distribuir cada año un dividendo semejante por acción. En el Estado de Pérdidas y Ganancias se muestran, pues, los ingresos y los gastos que han tenido lugar en la empresa durante un período de tiempo determinado, que generalmente es un mes, un trimestre o un año. Dicho estado, en el caso de una empresa industrial, tiene un formato similar al que se aprecia a continuación:
Tabla de Ventas Brutas
Ventas brutas
Es un apartado fácil de comprender, ya que en él se integran la totalidad de ventas que la empresa ha realizado durante un cierto período, que es el que se contabiliza en este Estado.
Costes del producto
En una empresa comercial el costo propiamente dicho está constituido por el valor de compra de las mercancías que fueron vendidas en ese período; pero en una empresa industrial el costo está conformado por el conjunto de desembolsos que el contador lleva al producto en distintas formas dependiendo del sistema de contabilización que use. Sin embargo, generalmente, atribuye al producto tres categorías de costos: los materiales directos o materia prima; el trabajo directo, y la carga fabril. La suma de estas tres magnitudes es lo que costó en una industria determinada la fabricación de cierto producto y, por tanto, si se resta esta magnitud de la cifra total de ventas se obtendrá una nueva magnitud, el Margen, que indica el orden del beneficio que se puede obtener con la fabricación de dicho producto.
El “Margen” indica la rentabilidad de un producto, servicio o negocio. Es expresado en porcentaje; mientras más alto sea el número, más rentable es el negocio.
Costes del período
En toda empresa industrial, además de los gastos que genera directamente la fabricación de un determinado producto, existen otra serie de gastos que derivan de la actividad administrativa y comercial de la propia empresa y que, normalmente, tienen su origen no en la instalación fabril, sino en las oficinas que dicha empresa puede tener situadas en otros lugares. Estos costes, que incluyen por ejemplo sueldos y salarios al personal no relacionado directamente con la fabricación; gastos de representación; transportes, etc., no pueden ser asignados directamente a un producto, por lo que se calcula su valor durante el período considerado asignando dicho valor al total de la actividad.
La depreciación
La depreciación, también conocida como amortización, de los bienes de una empresa es la forma en que el contador registra la pérdida de valor de un activo como consecuencia del paso del tiempo. Es evidente que, si se compra una máquina para servirse de ella, según pasen los años la máquina perderá parte de su valor, de tal forma que, si se quisiera venderla en un momento dado, difícilmente se obtendría lo que costó. Además, es seguro que después de cierto tiempo será necesario reemplazar dicha máquina que, por tanto, dejará de formar parte del Activo de la empresa.
La depreciación no sólo se debe al paso del tiempo, ya que puede suceder que una máquina quede obsoleta porque aparece en el mercado otra más eficiente, o que, por cualquier motivo, se estropee y pierda su valor. No obstante, el contador no puede registrar estas formas de depreciación, llamadas de obsolescencia o accidental, según el caso, sino que tiene que limitarse a lo que señala la ley. El economista, en cambio, estudia las diferentes formas de depreciación, ya que su análisis no tiene por qué seguir los patrones legales, sino que debe ajustarse en la mayor medida posible a la realidad.
La depreciación es el elemento mediante el cual se registra el desgaste y pérdida de valor que sufre un bien o un activo por el uso que se haga de él.
Previsión para insolvencias
Toda empresa sabe por experiencia que, en uno u otro momento, pueden presentarse períodos de problemas financieros debido a impagos u otras circunstancias. Prever esta posibilidad es muy difícil al comienzo de una actividad. Sin embargo, las empresas que llevan ya un cierto tiempo de funcionamiento pueden calcular de forma bastante aproximada la reserva que habrá que tener para afrontar este tipo de problemas que, a la larga, se considera como un coste más del funcionamiento de la misma.
El beneficio y el cash-flow
Aunque estos dos términos utilizados en economía son considerados por algunos como sinónimos, su significado es totalmente diferente. El beneficio se obtiene sustrayendo los costos de los ingresos, mientras que el cash-flow -término inglés que se podría traducir como «flujo de dinero»- es el dinero generado por las operaciones de la empresa, y sería, por tanto, la suma del beneficio neto más todos aquellos costos que se dedujeron previamente de este beneficio, pero que no significaron desembolsos de efectivo. Es decir, el cash-flow es la suma de beneficio y depreciación más el resto de los gastos no hechos en efectivo la amortización de pagos adelantados, etc.
Al analista financiero le resulta de gran interés no sólo el beneficio que producen las actividades de una empresa, sino los fondos que genera, y por tanto el estudio de las relaciones que pueden surgir del Estado de Origen y Aplicación de Fondos. Este Estado contesta a preguntas tales como: ¿Dónde fueron a parar los beneficios?; ¿Cómo se financió la expansión de una planta?; ¿Por qué fue necesario pedir préstamos?, etc.
El objetivo principal de este tipo de estados, se centra en la utilidad que tiene para evaluar la procedencia y utilización de fondos a largo plazo en una empresa determinada.
En una empresa existen dos ciclos claramente definidos mediante los cuales los activos se van convirtiendo en dinero. Uno de ellos, el más corto, es aquel en que el activo corriente se convierte en efectivo a través de las operaciones que son habituales en la empresa; es decir, las existencias son vendidas y se convierten en cuentas a cobrar, y estas cuentas, una vez cobradas, se convierten en efectivo. El otro ciclo, el más largo, es aquel mediante el cual los activos que no constituyen el objeto habitual de los negocios de la firma se van convirtiendo en efectivo a través de la depreciación o amortización que se va llevando al costo de los bienes o servicios producidos por la empresa y que, ingresan en el ciclo corto.
Ambos ciclos de conversión deben ser observados con detenimiento por el analista, y el período que tardan en su evolución es de gran validez en su análisis. Resulta por esto evidente que un activo fijo, que puede tardar diez años en convertirse en efectivo a través de la depreciación, no debiera nunca ser financiado con préstamos a corto plazo, ya que el desfase resultante podría ser peligroso para la salud financiera de la empresa, pues podría ocurrir que tuviera que devolver el préstamo antes de haber hecho líquido, es decir convertido en dinero, el activo.
Tanto el Balance de Situación como el Estado de Pérdidas y Ganancias que constituyen los estados financieros básicos, tienen ciertas limitaciones propias del sistema mismo de contabilización que sólo es capaz de registrar los hechos que pueden cuantificarse en dinero. Aun cuando existan acontecimientos de gran importancia para el presente y el futuro de la empresa, si no es posible cuantificarlos en términos monetarios, no podrán ser registrados por la contabilidad. Es decir, no es posible registrar en los Libros de Contabilidad y, por lo mismo, tampoco es posible mostrarlo en los Estados Financieros, valores evidentes como la plusvalía, cuando no ha sido pagada; el valor del prestigio que a través de su vida alcanza una empresa; acontecimientos tales como el know-how -conocimientos técnicos- cuando no se han comprado; la muerte súbita o el retiro de un ejecutivo importante o de un técnico con gran conocimiento útil para la empresa, etc. Por otra parte, la depreciación, que debiera ser la pérdida de valor que sufren los activos por el paso del tiempo, está fijada arbitrariamente por la ley y es evidente que en caso de la venta de estos bienes el dinero a cobrarse no sea el mismo que el que aparece en el Balance.
El Balance de Situación, que señala los valores a costos históricos -al precio en que se compró-, no refleja el verdadero valor de los activos o bienes de la empresa, porque con el tiempo éstos pierden o ganan valor.
Existen otras cuentas cuyos valores son también estimados. Así, por ejemplo, las cuentas a cobrar deben estimarse en términos de cobrabilidad; los intangibles que muchas veces aparecen por los valores que se pagó por ellos, y que no necesariamente tienen que ser el valor que se reciba por ellos al venderlos. Otros activos importantes, resultan a todas luces imposibles de cuantificar, porque implican problemas insalvables de valuación, tales como los recursos humanos de la firma, los conocimientos técnicos, etc.
Estado de origen y aplicación de fondos
Este Estado surge de la comparación de dos balances correspondientes al inicio y al final de un período. Cuando se listan las cifras del activo y pasivo de estos balances se pueden establecer una serie de diferencias habidas en las distintas cuentas, cuyos cambios indican el origen o las aplicaciones de fondos. Si se supone que al inicio del período la empresa tenía en mercancías 1 millón de pesos y a la finalización esta cantidad había bajado a 300.000 pesos, es evidente que la empresa a través de la venta de esas mercancías, ha conseguido ingresar fondos por 700.000 pesos. Es decir, que el cambio habido en las cuentas debe ser la misma suma que la empresa ha ingresado de fondos, fondos originados por esa operación. Ahora, si se supone que la empresa tenía 1 millón de pesos en mercancías al comenzar el período y 1,5 millones al terminarlo, el cambio habido de 500.000 pesos indica que ha habido necesidad de usar fondos por este mismo valor. De esta manera se puede establecer qué cuentas han generado fondos -origen- y qué cuentas han usado fondos -aplicación-.
En general, el movimiento de fondos puede tener una serie de fuentes muy determinadas.
Origen de fondos
Las fuentes de los fondos tienen cuatro orígenes posibles:
- Disminuciones del Activo, como sucede en el caso de la disminución de Caja y Moneda Extranjera.
- Incrementos del Pasivo, como en el caso del aumento del Pasivo a largo plazo.
- Los beneficios. Es aquí donde se nota que los beneficios netos representan el resultado de un conjunto de operaciones que deben ser examinadas cuidadosamente. En primer lugar, se debe tener en cuenta la forma en que se generan esos beneficios netos. Por un lado, al Haber van los ingresos brutos, pero al Debe van todos los costes y gastos que incluyen algunos que no significan desembolsos de efectivo, tales como la depreciación, el agotamiento y la amortización de gastos diferidos que fueron hechos algunas veces con efectivos que corresponden a años anteriores. De ahí que el Estado de fondos requiere también el examen del Estado de Pérdidas y Ganancias y de datos complementarios.
- Ingresos por ventas de Activo Fijo y Aumentos del capital y venta de bonos, que pueden ser otra forma directa de origen de fondos.
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