Planificación financiera de una empresa
La planificación financiera de una empresa se establece mediante los presupuestos, que pueden tener diferentes formas y finalidades, el llamado Pronóstico de Caja, es uno de los más utilizados. Dotado de cierto dinamismo gracias a su subdivisión en etapas cortas, este método consiste en cuantificar los resultados que se espera obtener en un período determinado de tiempo, que suele ser generalmente de un año.
El Pronóstico de Caja se inicia con la realización de un presupuesto para cada departamento de la empresa que, una vez coordinados en uno solo, debe coincidir con el Presupuesto General de la compañía. Sin embargo, puede darse el caso de que ambos sistemas no coincidan, cuando para un período analizado se tengan en cuenta operaciones que no supongan una entrada o salida de dinero en efectivo (Caja) para la empresa. A pesar de ello, el Pronóstico de Caja debe ser coherente en todos los casos con la política y las acciones que la compañía pretenda desarrollar.
Debido a que este método presupuestario sólo contempla los ingresos y los pagos en efectivo, toma en consideración las cobranzas en lugar de las ventas de la empresa. Así, los costes deben entenderse como pagos de dinero, de tal forma que no interesa tanto el consumo como las compras de nuevas existencias, y aún más, los pagos de las facturas de los proveedores.
Obviamente, los costes que no significan desembolsos de efectivo, como las amortizaciones o los pagos efectuados en otros períodos, ni siquiera deben tenerse en cuenta, pero por otra parte es indiscutible que tanto la compra de nuevas existencias como los pagos a los proveedores dependen en última instancia de las necesidades de la producción y que las cobranzas sean una consecuencia de las ventas.
El Pronóstico de Caja supone un gran esfuerzo que se verá recompensado con los resultados obtenidos, ya que con mucha anticipación será posible advertir tanto los períodos en los que será necesaria una mayor cantidad de dinero, posibilitando así la búsqueda de fuentes de financiación, como aquellos en los que existirá un excedente de líquido.
El Pronóstico de Caja puede tener diferentes formas, dependiendo del objetivo que se persiga. Así, por ejemplo, cuando se realiza con fines de planificación a largo plazo, un pronóstico basado en el cash-flow puede ser suficiente; si por el contrario se persigue la doble finalidad de planeamiento y control, el pronóstico debe acercarse lo más posible a lo que se supone que va a ocurrir, con la máxima exactitud posible. En este caso se realiza un Estado de Origen y Aplicación de Fondos.
El manejo del efectivo
Del Pronóstico de Caja resultan un gran número de datos que pueden utilizarse en beneficio de la empresa, como la determinación, ya mencionada, de los períodos en los que habrá falta de liquidez o, por el contrario, excedente de dinero. En cualquier caso, corresponde al financiero de la empresa optimizar los recursos con los que ésta cuenta para lograr un máximo rendimiento de las acciones o participaciones de los propietarios del negocio.
Para ello debe conseguir las fuentes de financiación más baratas del mercado, utilizándolas el menor tiempo posible; y utilizar los excedentes de fondo que permanecen inmovilizados como efectivo para conseguir el mayor rendimiento financiero posible mediante la colocación del dinero en depósitos bancarios, en acciones de otras empresas, en bonos, etc. En este sentido, el Pronóstico de Caja es una herramienta insustituible, pues puede utilizarse como argumento en la negociación con los bancos o en la misma empresa a la hora de ajustar planes para conseguir el mayor rendimiento financiero.
En el manejo del efectivo en las empresas existe el hecho que el dinero no debe permanecer como efectivo en Caja más que el tiempo estrictamente necesario.
Política financiera de la empresa
El riesgo es un factor decisivo en la rentabilidad de una empresa, por lo que el mayor o menor riesgo que ésta esté dispuesta a correr determinará su política financiera, o de créditos, que debe ser, consecuentemente, liberal o conservadora. El gestor empresarial debe tener en cuenta la alternativa de financiar activos fijos a corto plazo, lo cual puede comportar un gran riesgo, o financiar el activo corriente con créditos a largo plazo, lo que puede resultar muy caro.
La política de créditos está condicionada por diversos factores, como el producto que se vende, la actividad del mercado, la coyuntura financiera, etc., y el período crediticio debe fijarse de acuerdo con la vida útil del producto, el coste de la cobranza y del dinero, la rotación del producto y la estacionalidad. No es posible saber ni determinar por anticipado cuál es la mejor política financiera que debe seguir una empresa, ella misma se dará, condicionada por el entorno en el que se desarrollen sus actividades y debe determinarse en función de un conocimiento profundo de los factores, tanto internos como externos, que podrían alterar las necesidades de la empresa.
La política de crédito de una empresa da la pauta para determinar si debe conceder el crédito a un cliente y el monto de este.
Existen una serie de situaciones en las que podría ser más recomendable un tipo de política que otro. Así, puede ser más conveniente una política restrictiva cuando el mercado de dinero también lo es, teniendo como consecuencia una mayor dificultad en los descuentos de las letras de cambio; cuando los suministros son difíciles; cuando los productos son fabricados expresamente para un cliente determinado; cuando la situación de la empresa es segura; cuando no se prevén cambios tecnológicos rápidos que podrían hacer obsoletos los productos, etc.
Por el contrario, es recomendable una política liberal cuando los precios de los productos tienden a bajar, haciéndose necesario un incremento de las ventas; cuando el margen de beneficio del producto es alto, con lo quedarían compensadas las posibles pérdidas por el otorgamiento del crédito; cuando la temporada de ventas está a punto de terminarse; cuando se produce un exceso de capacidad instalada, o lo que es lo mismo, se produce más de lo que se vende; cuando la competencia ha optado también por una política liberal de créditos; cuando los productos podrían quedar obsoletos y es necesario venderlos rápidamente; cuando la posición financiera de la empresa así lo requiere, etc.
Cuentas a cobrar
En una empresa, los créditos concedidos a los clientes reciben el nombre de «cuentas a cobrar», y la decisión de aumentar su número implica una serie de consecuencias. La consecuencia inmediata es el incremento de las ventas, pero también se necesita una financiación adicional que apoye esta nueva inversión en cuentas a cobrar, además de producirse unos costos extra en la investigación de créditos de los clientes, mayores esfuerzos en las cobranzas y el riesgo de que algunas de las cantidades debidas no sean satisfechas.
Puede decirse que es la naturaleza del negocio y no las decisiones de la gerencia financiera la que determina la proporción de las ventas a crédito y los términos en que éstas se llevan a cabo en una empresa.
Otro de los elementos a tener en cuenta en este caso es la determinación del tipo de clientes que se consideran calificados para obtener créditos; a medida que baje la calidad de éstos, el riesgo, obviamente, aumentará, pero por otro lado esta situación puede quedar compensada, o incluso mejorada, por el aumento de las ventas si el margen de beneficios es bueno.
El inventario
El conjunto de mercancías y materias primas que una empresa necesita para su funcionamiento, y que es necesario comprar, recibe el nombre de Inventario, y su cantidad depende básicamente, antes que de otros factores, de la liquidez de la que disponga la empresa en el momento de la compra: si aquélla es baja, ésta deberá ser lo más pequeña posible, aunque hay que tener en cuenta en este caso que puede producirse una situación de desabastecimiento, con todos los problemas que ello puede implicar.
En cualquier caso, y aunque la liquidez sea alta, la compra nunca debe sobrepasar las cantidades que se hayan previsto como necesarias, pues si se mantienen mercancías o materias primas inmovilizadas durante un largo período de tiempo se está perdiendo la oportunidad de colocar el dinero invertido en ellas en una institución financiera que rinda importantes intereses.
Es frecuente que las empresas, especialmente las industrias, sepan, gracias a experiencias anteriores, cuál es el inventario mínimo con el cual pueden operar, y si no se conoce la cifra, aunque sea aproximada, es fácil deducirla, por lo que se refiere a las materias primas, calculando el consumo de los meses siguientes sin olvidar el tiempo que tardan los proveedores en servirlas. En cuanto a los productos terminados, dependerá, por un lado, de la capacidad de producción de la empresa durante un período de tiempo y, por otro, de las ventas, tanto efectuadas como posibles.
Se considera que la totalidad del Inventario forma parte del Activo Corriente, ya que puede convertirse en efectivo, pero no resulta muy difícil deducir que, en la mayoría de las empresas, una parte importante de los inventarios nunca podrá convertirse en dinero, a menos que se cierre la entidad.
La negociación con proveedores
A la hora de la compra, es de una gran importancia la selección de los proveedores, que debe tener en cuenta varios puntos: el número de proveedores que existen; la confianza que inspiran; los precios que ofertan; los plazos de entrega; la calidad de los abastecimientos; las condiciones de pago, y los precios generales del mercado. Si además se tiene en cuenta el valor del dinero en el tiempo, es posible calcular si es más conveniente un descuento por pronto pago o simplemente la demora en el pago al precio normal.
Sin embargo, uno de los elementos de mayor importancia que deben tenerse en cuenta a la hora de comprar a uno u otro proveedor es la calidad de sus materiales, de la cual dependerá la calidad de los productos realizados por la empresa compradora, que a su vez tendrá una gran influencia en las futuras ventas.
La negociación de compra no consiste únicamente en pujar para conseguir un mejor precio, sino, en última instancia, en obtener la mejor calidad.
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