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Platón (427-347 a.C.)

El tiempo de Platón

Platón

Aristocles (éste era su verdadero nombre) nació en Atenas hacia el año 427 a.C. Perteneciente a una familia aristocrática con 2 tíos que formaron parte de los 30 tiranos del gobierno ateniense instaurado en Esparta, fue uno de los 3 grandes pensadores de la antigua Grecia, junto con Sócrates (su maestro) y Aristóteles (su alumno). Frecuentó las mejores escuelas, y probablemente tuvo a Cratilo (uno de los discípulos de Heráclito) como maestro. Sin embargo, fue el magisterio de Sócrates el que dejó en Platón una huella mayor, hasta el punto de inclinarle a la filosofía. Su implicación en los asuntos políticos es ya uno de los rasgos definitorios del joven Platón.

Vivió una época convulsa (oligarquía de los 30 tiranos, “democracia sometida a la manipulación y la venganza…) en la que la corrupción y la ineptitud política estaban a la orden del día. A todo esto se unirá un suceso que marcaría su pensamiento posterior: la injusta condena a muerte de Sócrates. Platón no podía comprender cómo era posible que el hombre más justo de Atenas, muriera precisamente a partir de la aplicación de las leyes. Por eso, la política es el eje fundamental en torno al cual gira el pensamiento platónico.

En una de sus obras más importantes, La República, Platón nos presenta un modelo ideal de estado, un lugar en el que no tenga cabida una injusticia como la condena a Sócrates. Con esta obra, Platón se convierte en el primer pensador utopista de la historia. Además, Platón no se limita a formular un modelo teórico, sino que trata de llevarlo a la práctica: por tres veces viajó a Siracusa para intentar orientar el gobierno del tirano Dionisio I y su sucesor. A esta implicación práctica se une la fundación de la Academia, una institución de carácter educativo en la que Platón trataba de formar a los futuros gobernantes.

Al Platón comprometido con los problemas de su tiempo, hemos de unirle el filósofo heredero de una tradición de pensamiento: por un lado muy influido por la vida y el pensamiento de Sócrates, tal y como se ve en la búsqueda permanente del universal o en la asociación entre saber y virtud. Por otro lado, Platón se enfrenta con la dificultad que había dejado a la filosofía occidental en un callejón sin salida: el problema del cambio, al que Heráclito y Parménides dieran soluciones contrapuestas.

La vida a través de la obra

En cierta forma, todos los avatares de la vida de Platón se dejan ver muy claramente en su obra, que podemos dividir en las siguientes etapas:

Diálogos de juventud (399-389 a.C.): muchos de estos diálogos coinciden con una primera época en la que Platón realiza diversos viajes. Los diálogos están protagonizados por Sócrates, y el de la virtud es su tema central. Tratan de reflejar fielmente algunas de las enseñanzas de Sócrates, así como sus últimos días. Los títulos más importantes son la Apología de Sócrates (donde aparece el discurso que hipotéticamente Sócrates habría pronunciado ante al tribunal que le acusaba), el Critón, y el Protágoras, diálogo más importante de este período, donde se discute si la virtud es o no enseñable.

Diálogos de transición (388-385 a.C.): en esta etapa inicia sus viajes. En Italia entra en contacto con los pitagóricos (en concreto, con Arquitas de Tarento). En Sicilia conoce a Dionisio I, el tirano de Siracusa. Platón queda escandalizado de la vida de la corte, y, según se dice, al final fue vendido como esclavo. A su vuelta a Atenas funda la Academia, escuela de inspiración pitagórica. Durante esta etapa, Platón comienza a elaborar su propia teoría.

Aparecen los temas políticos (críticas de Sócrates a los sofistas y a la democracia) y se notan las influencias pitagóricas (reminiscencia e inmortalidad del alma). Destacan el Menón (de nuevo sobre si se puede enseñar la virtud), el Gorgias (sobre la retórica, es una crítica implícita a la democracia) y el Crátilo (sobre el significado de las palabras, con una discusión sobre lo que es por naturaleza y lo que es por convención).

Diálogos de madurez (385-370 a.C.): durante este período, Platón desarrolla todas sus teorías, a la vez que continúa con su tarea docente en la Academia. Aparecen los diálogos fundamentales y también sus ideas centrales: la teoría de las Ideas y una teoría completa del Estado. Sócrates sigue siendo el protagonista de los diálogos, pero ya no es el Sócrates que aplicara el diálogo mayéutico y se dedicara a llevar a su interlocutor a una contradicción.

Ahora, por el contrario, Sócrates se caracteriza por sus largas intervenciones, y aparece seguro de sí mismo, convencido de que está en la verdad. Entre los diálogos más importantes están el Banquete (sobre el amor), el Fedón (sobre la inmortalidad del alma y la filosofía), el Fedro (de nuevo sobre el amor, la belleza y el alma) y la República, el diálogo más representativo de este período. En esta obra Platón nos presenta su modelo de Estado ideal, y recoge todos los temas de su filosofía.

Diálogos críticos (369-362 a.C.): durante esta etapa Platón vuelve a Siracusa, esperando que Dionisio II (hijo del tirano fallecido) le prestara mayor atención que su padre. Nada más lejos de la realidad. Al final, Platón es apresado y hecho prisionero, y tardará dos años en poder volver a Atenas. El desengaño respecto a la realización de su teoría hace que el filósofo griego se desanime y se deje embargar por el pesimismo. Por ello, los diálogos de esta época son esencialmente críticos. Platón revisa todas sus ideas anteriores, y cuestiona muy seriamente algunas de ellas. Sócrates ya no es el protagonista de los diálogos, y los problemas lógicos van recibiendo una mayor atención. Los títulos más importantes son el Parménides, donde un Parménides anciano parece vencer a Sócrates, el Teeteto, el Sofista y el Político. Platón parece querer separar al político del filósofo, y busca un método de definición.

Diálogos de vejez (361-347 a.C.): sorprendentemente, Platón fue invitado de nuevo a Siracusa: esta vez Dionisio se comprometía a escuchar al filósofo ateniense, que emprende de nuevo el viaje. Sin embargo, Platón es de nuevo retenido, y el tirano no cumple con su palabra. Sólo gracias a Arquitas de Tarento logra Platón regresar a Atenas, donde vive sus últimos años enseñando en la Academia. Entre los últimos escritos de Platón destaca su Carta VII, así como otros diálogos como el Timeo (sobre cosmología) o el Filebo (sobre el placer y el bien) y Las leyes, cuyo tema central es la constitución ideal de la ciudad, cuya rigidez y minuciosidad son realmente asombrosas. En esta época aparecen nuevos temas de reflexión como la cosmología y la historia.

Referencia:
Díez, Mikel. Historia de la filosofía.