contadores de paginas web

Latinoamérica a comienzos del siglo XX

Latinoamérica a comienzos del siglo XX

Las influencias inglesa y norteamericana son determinantes en la situación de América Latina a comienzos del siglo XX. La economía, las costumbres de la población, la vida política y la sociedad en general se fueron adaptando a los parámetros dados por estos dos grandes centros de poder. El flujo de capital venido de estas potencias, representado en empréstitos, inversión en infraestructuras e instalación de compañías, afectó directamente la demografía continental movilizando la población internamente y trayendo consigo la inmigración extranjera en países como Brasil, Argentina y Uruguay, en donde la mano de obra era escasa.

Estos factores aceleraron el proceso de urbanización y el crecimiento de las ciudades, y se presentó así un aumento de la población en las dos primeras décadas del siglo XX. Junto a este fenómeno se dio también una baja en la mortalidad de un 25%, gracias a algunas mejoras en las condiciones de vida y a los avances en la medicina. En los primeros años del siglo XX la población de América Latina se duplicó.

Cuadro de la proyección de inmigrantes llegados a algunos países de América entre 1880 y 1924
Cuadro de la proyección de inmigrantes llegados a algunos países de América entre 1880 y 1924

En este período también se presentó la conformación de nuevas clases sociales entre las que destacan la clase media y la clase obrera o proletaria. La primera provenía de la burocracia estatal y ocupaba los puestos intermedios en las compañías extranjeras y nacionales. Este nuevo grupo social hacía parte de la clientela política de las viejas oligarquías del siglo XIX que, en algunos países de América Latina, perduraron durante todo el siglo XX.

El surgimiento de estas capas medias de la sociedad se dio a la par con la extensión de la instrucción pública, por la cual pudieron acceder a empleos y a la participación en política. Por su parte, la clase proletaria provenía de los grupos de trabajadores y artesanos del siglo XIX, los cuales se fueron adaptando a los avances en la industria, al desarrollo de las ciudades y a todo el proceso de modernización al que se incorporaron los países latinoamericanos durante esta época.

Fotografía de una familia limeña a comienzos del siglo XX
Fotografía de una familia limeña a comienzos del siglo XX. Representa la nueva clase social de América Latina identificada como “clase media”, la cual se preocupó por imitar las costumbres y hábitos de la oligarquía, a la vez que esta, imitaba comportamientos de modelos europeos.

El crecimiento urbano

A comienzos del siglo XX, las grandes ciudades eran consideradas como la expresión más acabada y perfecta de la modernización de la sociedad. Gracias al surgimiento de la clase media, ligada a actividades urbanas, como el comercio, el trabajo en obras de infraestructura y puestos en la burocracia, se presentó un gran desarrollo de las ciudades, entre las que destacaron Buenos Aires y San Pablo. Las grandes ciudades se vieron inundadas de nuevas construcciones: lujosas residencias, calles y avenidas; se instalaron servicios públicos como agua y luz; y se introdujeron medios de transporte como el tranvía. La vivienda propia se transformó en una señal de prestigio en la carrera de ascenso social, tan importante como la educación.

Por otra parte, este crecimiento también tenía una cara opuesta, relacionada con el crecimiento de zonas suburbanas en las que habitaban los inmigrantes o la gente pobre de las ciudades. Estas zonas, por lo general, no contaban con ninguno de los servicios que se ofrecían para los sectores pudientes de la sociedad.

Buenos Aires, Argentina, a comienzos del siglo XX.
Buenos Aires, Argentina, a comienzos del siglo XX.

La sociedad de masas

Como parte del crecimiento urbano, que se profundizó hacia los años veinte, las masas, conformadas por los sectores populares y medios, comenzaron a reclamar su derecho a acceder a distintos ámbitos y actividades. En algunos casos, lo consiguieron de hecho, concurriendo a calles, avenidas y paseos que antes eran monopolio de las élites, irrumpiendo en los colegios y universidades, llenando los lugares de diversión y tiempo libre. En otros casos, la presión de estos sectores sociales determinó la modificación de las leyes, como en el caso de la participación política en algunos países como Argentina, Uruguay o Chile.

Otro aspecto que caracteriza el auge de la sociedad de masas es el incremento de los medios de comunicación. Los diarios y revistas difundían noticias y trabajos de una nueva generación de intelectuales, que contribuyeron a crear corrientes de opinión. Se incrementaron las librerías y los usuarios de bibliotecas; la aparición del cine y la radio consolidaron los medios para la masificación de la información y la cultura.

La radio en Colombia
En Colombia la estación radial HJN inaugurada el 5 de septiembre de 1929, transmitía conferencias educativas y culturales, con variados temas agrícolas, ya que gran parte de los oyentes de estos programas provenían de las «bibliotecas aldeanas», impulsadas por la Biblioteca Nacional.

La mujer: un nuevo actor social

Hacia los años veinte comenzó a apreciarse otro cambio importante en la sociedad: el proceso de emancipación de la mujer. La experiencia de las mujeres europeas y estadounidenses durante la Primera Guerra Mundial, incorporándose como mano de obra en las industrias, alentó a muchas mujeres en América Latina a reclamar sus derechos de igualdad frente a la sociedad masculina y patriarcal.

El acceso de la mujer al trabajo en las fábricas, en las oficinas, en los servicios públicos, en las profesiones liberales significó un progresivo aumento del peso social de la mujer. También reclamaron su derecho a votar y participar en la vida política. Si embargo, estos cambios fueron lentos y progresivos porque los modelos sociales clásicos continuaron siendo mayoritarios, manteniéndose la primacía del hombre sobre la mujer. El espacio de la mujer siguió en gran medida reservado al hogar y al papel de esposa y madre.

Matilde Hidalgo
Matilde Hidalgo fue la primera mujer en Latinoamérica en votar en una elección nacional,​ así como la primera ecuatoriana en obtener un doctorado en medicina. Ella luchó por el reconocimiento de los derechos de las mujeres y hoy en día es reconocida como uno de los personajes más importantes en la historia ecuatoriana.

Economía en América Latina a principios del siglo XX

La transición entre el siglo XIX y el siglo XX con respecto a la economía latinoamericana presentó un rasgo característico fundamental: la orientación hacia el mercado y el comercio internacional. Esto produjo una serie de cambios como el crecimiento desigual de algunos sectores y regiones; el comienzo de la industria de manufacturas orientadas al mercado interno, con la importación de bienes de capital o maquinaria; el desarrollo de medios de comunicación novedosos como los telégrafos, así como el mejoramiento del transporte de carga.

Estos cambios modificaron la articulación de los mercados locales latinoamericanos, a nivel interno, y promovieron la adopción de sistemas de producción dedicados de manera exclusiva a los bienes primarios, a nivel externo. Todo esto significó la irrupción de Latinoamérica en la división internacional del trabajo.

En los albores de la Primera Guerra Mundial, Latinoamérica presentaba diversos contrastes económicos producto de la transición. Algunos países, como Argentina y Brasil, presentaban un desarrollo superior al de sus vecinos. Hasta el año 1914 la participación financiera de Europa en la economía latinoamericana era muy superior a la estadounidense. Pero con el advenimiento de la Primera Guerra Mundial esta situación cambió sustancialmente.

Deuda latinoamericana
Antes de la primera guerra mundial, Latinoamérica sumaba una deuda de más de 2 mil millones de dólares, deuda que arrastraba desde el siglo XIX, y que se incrementó en la primera década del siglo XX gracias a los préstamos destinados a obras públicas.

Impacto de La Primera Guerra Mundial en América Latina

Con el inicio de la guerra, las economías de los países de América Latina sufrieron una serie de trastornos ya que dependían directamente de las exportaciones y los créditos de los países que se vieron involucrados en el conflicto. Las repercusiones se vieron en la disminución de los ingresos arancelarios, el descenso en el comercio y la baja de las exportaciones y las importaciones. Sin embargo, en los años siguientes se presentó un incremento de las exportaciones, ya que los países europeos necesitaron materias primas, alimentos y minerales para mantenerse durante el conflicto.

Otros problemas que enfrentaron los países de América Latina a causa de la Primera Guerra Mundial fueron: el mantenimiento de los pagos de la deuda externa y el financiamiento del déficit público. Estos problemas fueron enfrentados de diferentes formas por los gobiernos latinoamericanos. Algunos optaron por suspender la solicitud de préstamos a los bancos londinenses y neoyorquinos y sustituirlos por los excedentes de exportación de la pequeña bonanza durante la guerra; otros gobiernos optaron por solicitar préstamos a bancos locales, o por aumentar los impuestos, y la gran mayoría, recurrió a la impresión de papel moneda.

La división internacional del trabajo

Esta consistía en que América Latina se especializaba en producir y exportar materias primas agrícolas y minerales, mientras que Europa y Estados Unidos las transformaban industrialmente para elaborar bienes de consumo, los cuales importaban los países latinoamericanos. Inicialmente el destino de las exportaciones era Europa; pero hacia 1920 Estados Unidos se convirtió en el principal comprador. De esta forma, la región se convirtió en un importante centro de inversión norteamericana lo que llevó a un proceso de especialización productiva en los diferentes países.

El café fue uno de los principales productos de exportación de América Latina a comienzos del siglo XX
El café fue uno de los principales productos de exportación de América Latina a comienzos del siglo XX

Características de la economía de América Latina

América Latina jugó un nuevo papel en la economía del siglo XX: el de dependencia internacional. Esto le dio ciertas características que la hacían diferente a las economías de otras zonas geográficas. La riqueza en recursos naturales atrajo a las grandes potencias mundiales que querían apropiarse de estos y conseguirlos al menor precio posible. Por ello, los Estados Unidos, los más interesados en estas riquezas, trazaron varias estrategias para lograr su objetivo, principalmente la exportación de capitales, el manejo de medios de comunicación y las economías de enclave.

La inversión extranjera: las compañías y bancos norteamericanos invirtieron grandes capitales en la construcción de ferrocarriles, vías de comunicación y puertos, en búsqueda de su afirmación en el sistema comercial latinoamericano, desplazando a Europa del primer lugar.

El Canal de Panamá es un claro ejemplo de la intervención estadounidense en America Latina. En 1903 la recién establecida república de Panamá concedió a EE.UU., por el Tratado Hay-Bunau Varilla, los derechos a perpetuidad del canal, y una amplia zona de ocho kilómetros a cada lado del mismo, a cambio de una suma de 10 millones de dólares y una renta anual de 250.000 dólares. El 31 de diciembre de 1999 el control de canal fue devuelto al gobierno de Panamá.

Zona del Canal de Panamá, ocupada por soldados y ciudadanos estadounidenses durante todo el siglo XX.
Zona del Canal de Panamá, ocupada por soldados y ciudadanos estadounidenses durante todo el siglo XX.

Las inversiones se hicieron de dos formas:

A través de empresas: estas invertían y gracias a alianzas con el poder local, lograban bajos impuestos y prebendas en contratos públicos.

Empréstitos: consistían en fuentes de financiación ajenas que se solicitaban generalmente de gobierno a gobierno, o de los gobiernos locales a compañías o bancos, para la explotación de recursos naturales o la construcción de infraestructuras. Los intereses de estos préstamos eran muy altos y la mayoría de veces muy difíciles de pagar para los países de América Latina.

Medios de comunicación: el control de los países desarrollados sobre el comercio se hizo efectivo al manejar las vías marítimas, los fletes y las empresas comerciales de América Latina. La expansión del uso del motor de explosión abrió nuevos caminos a nuevos productos de explotación, tales como el caucho en el Amazonas y las exploraciones petroleras en varios países de la región.

Economías de enclave: eran regiones dentro de los países latinoamericanos controladas por una compañía extranjera, en las que además de desarrollar actividades económicas, se ejercía influencia política y militar. Se explotaba intensamente un solo producto, utilizando mano de obra barata, dejando poco provecho para el país en donde se desarrollaba la actividad. Las compañías más conocidas que utilizaron este sistema fueron la United Fruit y la Standar Oil.

Mural de Diego Rivera sobre la explotación de la United Fruit Company
Mural de Diego Rivera sobre la explotación de la United Fruit Company

Nuevos sectores de explotación

Gracias a la penetración de los capitales extranjeros y al surgimiento de nuevas clases sociales, se presentó un debilitamiento de los terratenientes. En consecuencia, se expandieron la ganadería y la agricultura, especialmente en las zonas tropicales. También se introdujeron algunos avances técnicos e industriales en la explotación del cobre y el estaño en las regiones andinas de Chile y Bolivia.

En el Caribe, Centroamérica, Colombia y Venezuela se intensificó el cultivo de la caña de azúcar y el plátano. La zona tropical desde Centroamérica hasta Brasil, comenzó uno de los ciclos agrícolas más importantes, el del café. En el sur del continente, Argentina y Uruguay especializaron su economía en la exportación de lana, carne y cereales. El petróleo, fundamental para la industrialización, se explotó en México, Colombia, Perú y Venezuela.

Por otra parte, la explotación del caucho en la selva amazónica, adquirió gran importancia debido al descubrimiento del proceso de vulcanización, con lo cual se pudo dar a esta materia prima una gran cantidad de usos industriales y domésticos. Al comienzo, los recolectores participaron de pequeñas ganancias, pero pronto fueron prácticamente esclavizados. Los comerciantes quedaron, así como los únicos beneficiarios del boom cauchero. El símbolo de la prosperidad cauchera fue la ciudad de Manaos, en Brasil, la cual llegó a tener grandes mansiones y uno de los teatros de ópera más lujosos del mundo.

Mercado Público de Manaos en 1906
Mercado Público de Manaos en 1906

La ofensiva financiera de Estados Unidos

Después de 1921, las relaciones financieras de Estados Unidos se estrecharon con América Latina. La política económica norteamericana se convirtió en una mezcla de colonialismo financiero y militar, la cual fue conocida como diplomacia del dólar. En la década de 1920, la banca norteamericana comenzó a extender créditos a los países de Sur América, con la estrategia de que pudieran penetrar junto con ellos las compañías de ventas de bienes. Firmas neoyorquinas como J.P. Morgan y el National City Bank otorgaron empréstitos por casi 2 mil millones de dólares a América Latina entre los años 1922 y 1928, desplazando definitivamente a Londres como centro financiero.

Las misiones de expertos

Junto a los empréstitos, los gobiernos contrataron expertos economistas norteamericanos para asesorarse en los asuntos de hacienda. El más famoso de estos expertos fue el profesor de Princeton Edwin Kemmerer. Se le contrató para misiones financieras en Colombia (1923), Guatemala (1924), Chile (1925), Ecuador (1926-27), Bolivia (1927) y Perú (1931).

Los principales objetivos de estas misiones económicas eran la reorganización de los sistemas financieros del erario y la aplicación de reformas fiscales basadas en el modelo económico norteamericano. Comercialmente, estas misiones económicas buscaban el visto bueno de los bancos norteamericanos para que los países latinoamericanos pudieran seguir accediendo a los préstamos y créditos. Por su parte, las misiones económicas estaban del lado de los banqueros y su objetivo se centraba en asegurar que los países de la región pudieran responder por la deuda externa.

Edwin Walter Kemmerer (1875-1945)
Edwin Walter Kemmerer (1875-1945), economista estadounidense, conocido como money doctor («doctor dinero») por sus políticas monetarias dedicadas principalmente al problema de la inflación.
Referencia:
Maldonado Zamudio, C. A., Prieto Ruiz, F.A. & Otros. (2010). Hipertexto Sociales 9. Editorial Santillana S.A.

Edad Contemporánea