Primera Guerra Mundial: Tratados de paz
Cuando terminó la guerra, Europa se encontraba devastada. La primera tarea fue la reconstrucción y la consolidación de la paz en un ambiente tenso y amenazante, para lo que las naciones buscaron acuerdos políticos a fin de que esta experiencia de guerra no se volviera a repetir.
El 18 de enero de 1919 comenzaron en París las conferencias internacionales de paz, en las que solamente participaron los vencedores (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) ya que por primera vez en la historia de los tratados internacionales se negaba la participación a los países vencidos. Además, Rusia no fue invitada por los Aliados a participar en las negociaciones de paz para no correr el riesgo de que se extendieran las ideas comunistas del nuevo gobierno soviético. La decisión definitiva correspondió a los representantes de las potencias sobresalientes: Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, Italia y Japón, siendo los "cuatro grandes", Woodrow Wilson (1856-1924) de Estados Unidos, David Lloyd George (1863-1945) de Gran Bretaña, Georges Clemenceau (1841-1929) de Francia, y Vittorio M. Orlando de Italia, quienes ratificaron los acuerdos.
No resultó fácil para los conferenciantes llegar a una resolución, porque en el nuevo reparto territorial cada nación tenía intereses particulares que de alguna manera afectaban a las demás y, por lo mismo, se buscaba que los tratados satisficieran a todos los vencedores -lo cual era imposible- y dejaran a Alemania completamente derrotada, para evitar una nueva guerra.
Exigencias conflictivas
La delegación francesa dirigida por el primer ministro Georges Clemenceau, estaba obsesionada con la amenaza que a largo plazo representaba para Francia una Alemania más poblada y más industrializada que ella, por lo que exigía un tratado duro que impidiera cualquier agresión posterior de Alemania. Los objetivos franceses entraban en conflicto con los del presidente estadounidense Woodow Wilson, que, en sus Catorce Puntos (aceptados con reservas por Gran Bretaña y Francia el 14 de noviembre de 1918), abogaban por un acuerdo de paz basado en la autodeterminación y una Sociedad de Naciones.
Las principales exigencias británicas habían quedado ya satisfechas con la rendición de la flota alemana y la ocupación británica de la mayoría de las colonias alemanas y de gran parte del Oriente Medio turco. Pese a la presión de Wilson para que estas zonas fueran administradas por la Sociedad de Naciones, quedaron en el poder del Imperio Británico bajo un complejo sistema de “mandato” de la Sociedad. Así el primer ministro británico, David Lloyd George, estaba en una posición que le permitía mediar entre franceses y estadounidenses.
Italia pedía las zonas que le habían prometido en el pacto de Londres de 1915: el Tirol, Trieste y una amplia zona de la costa de Dalmacia (de población eslava), que incluía Fiume. Los italianos con consiguieron convencer a Wilson sobre Fiume, que fue asignado a Yugoslavia, obteniendo solo Trieste y el Tirol. Pese a la oposición de Wilson y de los chinos, Japón obtuvo las antiguas concesiones alemanas en Shantung (China) que le había prometido la Entente en 1917.
Al establecer los tratados de paz, los Catorce Puntos de Wilson no fueron aceptados en su totalidad por el resto de los conferenciantes, principalmente porque las propuestas del presidente estadounidense defendían la soberanía nacional y la autodeterminación de todos los pueblos, tanto vencedores como vencidos, a lo cual se oponían las potencias europeas triunfadoras que no querían desaprovechar la oportunidad de dejar a las Potencias Centrales fuera del reparto imperialista del mundo, e incluso pretendían excluirlas de la política internacional aunque fuera temporalmente con el propósito de evitar toda posibilidad de revancha.
Una serie de compromisos
La victoria republicana en las elecciones al Congreso estadounidense en noviembre socavó el prestigio de Wilson, que se vio obligado a ceder en algunos de los Catorce Puntos para lograr la adhesión de los otros dirigentes a su estatuto de la Sociedad de Naciones. Sin embargo, ni él ni Lloyd George aceptaron la demanda francesa de establecer un Estado tapón bajo control militar francés en Renania: esto habría sido una clara violación del principio de autodeterminación nacional y, según Lloyd George, habría alimentado un duradero resentimiento alemán. El 14 de abril, los franceses aceptaron un compromiso: los Aliados ocuparían durante 15 años una Renania desmilitarizada, que incluía las cabezas del puente del Rin, con una garantía angloamericana de proteger Francia en caso de una agresión alemana. Además, los franceses fueron autorizados a explotar los valiosos campos carboníferos del Saar alemán.
Pese a la fuerte oposición de Wilson, los franceses exigieron también cuantiosas reparaciones de guerra a Alemania, no sólo para compensar la enorme destrucción que habían sufrido durante la guerra sino también como un medio para debilitar la economía alemana. A finales de marzo, Lloyd George se sentía preocupado por la creciente severidad de las exigencias aliadas a Alemania, que podían llegar a impedir la recuperación económica del país y llevar a la creación de una Alemania bolchevique.
Por fin se alcanzó un compromiso: dejar que la suma adeudada por Alemania fuese determinada por una comisión de reparaciones en 1921. Mientras, Alemania fue obligada a aceptar la responsabilidad de haber causado la guerra. Los aliados impusieron importantes medidas de desarme al ejército, a la armada y a la aviación alemanes.
Los tres líderes no consiguieron ponerse de acuerdo sobre el establecimiento de las fronteras orientales alemanas. Francia apoyaba importantes ampliaciones territoriales de los nuevos Estados del este europeo, especialmente de Polonia, a costa de Alemania. Tras un largo forcejeo, Lloyd George consiguió reducir las adquisiciones de Polonia, a insistir en un puerto libre en Danzig bajo el control de la Sociedad, en la reducción del corredor polaco y en un plebiscito en la Alta Silesia. Checoslovaquia tuvo los Sudetes alemanes. Se despojo a Austria de su anterior imperio y se le prohibió unirse con Alemania. En 1920, Hungría perdía todos sus territorios no magiares, que pasaban a sus vecinos, y se impuso a Turquía una severa Paz.
El Tratado de Versalles
Los representantes de los países aliados vencedores se reunieron en Versalles para discutir la paz con Alemania. El presidente Wilson de los Estados Unidos llevaba un programa de Catorce Puntos para restablecer el orden internacional sobre la libre determinación de los pueblos y lograr una "paz sin victoria" para evitar venganzas y nuevos odios. Sin embargo, el primer ministro francés Clemenceau, el primer ministro inglés Lloyd George y el ministro italiano Orlando lograron imponer su criterio de castigar a Alemania y demás países vencidos. Los Aliados presentaron el proyecto a Alemania el 7 de mayo de 1919, dándole quince días para redactar sus contrapropuestas, la mayoría de las cuales fueron rechazadas. Alemania fue declarada culpable del conflicto (nunca antes un país vencedor había hecho tal declaración sobre el vencido). El tratado fue considerado en Alemania como una paz dictada y una traición a los principios de Wilson. Pero la principal queja alemana fue que el principio de autodeterminación no se aplicó a la distribución de los países germanófonos al interior del Imperio Austriaco, lo cual daría a los nacionalistas alemanes y al partido nazi de Hitler un valioso argumento contra la República de Weimar en la década de 1920. Estados Unidos no aceptó el Tratado, porque su Senado se negó a ratificarlo. La gran potencia firmó tratados por separado con cada nación vencida. Francia perdió así la garantía angloamericana e insistió en reclamar el cumplimiento del tratado por parte alemana, especialmente en lo referente a las cláusulas de reparaciones. Esta actitud intransigente llevó a considerables fricciones políticas con Gran Bretaña.
El Tratado de Versalles, fue firmado el 28 de junio de 1919, por el que se hacía responsable de la Gran Guerra a Alemania, imponiéndole severas condiciones, y se creaba además la Sociedad de Naciones, una organización para mantener la paz y solucionar los conflictos entre las potencias, con base en la propuesta de Wilson, para evitar guerras en el futuro. La sede estaba en Ginebra, Suiza, país que durante la guerra había mantenido la neutralidad. El 15 de noviembre de 1920 se celebró en Ginebra la primera asamblea de la sociedad, con la participación de 42 países. Esta Sociedad buscó garantizar la protección de los pequeños países ante las grandes potencias. Se trataba de crear un nuevo orden internacional basado en el principio de la seguridad colectiva. La Oficina Internacional del Trabajo formó parte de la Sociedad, así como el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, que arreglaría jurídicamente los desacuerdos por cuestión de límites y otros pleitos entre naciones. También abordo problemas económicos y la tragedia de los “refugiados” –Millones de personas desplazadas por la guerra-, que presentaban enormes demandas a los recursos limitados de Europa central y del Este y del Cercano Oriente.
Sin embargo, la Sociedad no lograría cumplir con sus objetivos porque carecía de medios para hacer valer sus decisiones, debido a la ausencia de potencias claves en el concierto mundial, pues no participó ni Alemania, ni Rusia. Incluso su creador no logró que su país formara parte de ella: el Senado de los Estados Unidos se negó a ratificar el Tratado de Versalles, principalmente porque no quería compromisos con bloques europeos o mundiales que pudieran limitar las libres decisiones norteamericanas.
Como es lógico, los franceses querían garantías de que los alemanes no volverían a atacarlos como habían hecho en 1870 y 1914. Al final, los franceses no consiguieron todo lo que pretendían y tuvieron que conformarse con aceptar la ocupación de algunas zonas de Alemania durante un periodo limitado.
Las principales condiciones impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles fueron las siguientes:
- La desmilitarización de la Renania alemana, lo que supuso que allí no pudieran estacionar tropas alemanas.
- El país germano perdía todas sus colonias, que serían entregadas a las potencias vencedoras.
- Se rectificarían las fronteras en beneficio de Francia -a la que se le devolverían Alsacia y Lorena-, Bélgica, Dinamarca, Polonia y Lituania.
- Se obligaba a Alemania a pagar una indemnización por los daños y gastos causados por la guerra, para lo cual se establecía una comisión especial encargada de determinar, al cabo de dos años, la cifra total de dinero que debería ser pagada.
Además se le obligaba a entregar una parte de su marina mercante, a construir en un lapso de cinco años 200 mil toneladas de buques armados para las potencias aliadas, así como entregar a éstas una determinada cantidad de ganado, material ferroviario y carbón.
- Se disponía la liberación de los prisioneros de guerra y la entrega de más de 800 criminales de guerra que serían juzgados por las naciones afectadas. De entre éstos se exigía la entrega del emperador Guillermo II y del general Paul von Beneckendorff Hindenburg.
- Se prohibía a Alemania poseer un ejército mayor a 100 mil hombres y tener servicio militar obligatorio, además de forzarla a reducir considerablemente su armamento; en adelante no contaría con submarinos ni con aviación militar, de manera que su escuadra de guerra se reducía a unas cuantas naves. Se le obligaba también a desmilitarizar la zona fronteriza con Francia, en donde no podría tener tropas ni construir fortificaciones.
El 10 de septiembre de 1919 se firmó el tratado de paz de Saint Germain con Austria, a la que se hizo también responsable de la guerra, por el que se limitaba su ejército al tiempo que se le obligaba a reconocer la separación completa de Hungría y la liberación de las diversas minorías étnicas -checos, yugoslavos, eslavos, rumanos- para que formaran naciones independientes, con lo cual se atendía una de las propuestas de Wilson. Austria se vio obligada también a ceder a Italia algunos territorios; se le prohibió asimismo que se integrara a Alemania, e incluso que se considerara como Estado alemán. En el tratado de Trianón con Hungría (4 de junio de 1920), también fue señalada como responsable de la guerra por haber pertenecido al imperio austriaco y se le obligó a ceder algunos territorios en favor de los países vencedores. Bulgaria y Turquía, que participaron en la guerra al lado de las Potencias Centrales, también perdían algunos territorios que serían repartidos entre Gran Bretaña y Francia.
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