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Las civilizaciones de la Media Luna fértil

Mesopotamia

Los ríos Éufrates y Tigris nacen uno muy cerca del otro en las montañas de Anatolia, y en su recorrido, toman diferentes direcciones atravesando la Mesopotamia de norte a sur. Después de un largo trayecto, ambos ríos se reúnen nuevamente al sur en una zona pantanosa, conocida como Chatt-el-Arab, para luego desembocar en el Golfo Pérsico. Para el año 8000 a.C., muchos pueblos se instalaron en Mesopotamia donde la riqueza de los suelos permitió que empezaran a cultivar cereales como el trigo y la cebada. Hacia el año 6000 a.C., los pobladores de la zona iniciaron la construcción de canales para trasportar el agua de los ríos hacia los cultivos. Además, domesticaron animales como las cabras y las ovejas, para obtener productos cárnicos, lana y leche. De esta forma, dejaron de vivir de la caza y de la recolección de frutos silvestres y empezaron a vivir de la agricultura y el pastoreo de animales.

Entre el cuarto milenio a.C. y el año 331 a.C., la región de Mesopotamia fue ocupada continuamente por un sinnúmero de pueblos que progresaron de ciudades-Estados hacia grandes imperios con amplios territorios, dominados por un mismo gobierno. Entre los principales pueblos que se organizaron en Mesopotamia estaban: los sumerios, los acadios, los babilonios, los hititas, los asirios, los neobabilónicos, los medos y los persas.

El período Sumerio

A partir del año 4000 a.C., los sumerios (de origen desconocido) invadieron el sur de Mesopotamia y fundaron las primeras ciudades-Estado como Kish, Uruk, Ur y Lagash, entre otras. Cada una tenía sus propios gobernantes y leyes, se regía como estado independiente y mantenía una constante lucha con las ciudades vecinas por el control de los recursos naturales.

El Zigurat de Ur
El Zigurat de Ur está enclavado junto a las ruinas de la antigua ciudad sumeria de Ur, en el actual Irak.

Cada ciudad contaba con un templo llamado zigurat que centralizaba todos los aspectos económicos, políticos, religiosos y sociales de la ciudad. En un principio, el dominio político fue ejercido por un rey-sacerdote elegido por los habitantes de las distintas ciudades. Con el tiempo, este cargo se volvió hereditario y el gobernante recibió el título de ensi; tenía entre sus funciones la defensa de la ciudad, la organización de las obras de riego y la dirección del culto a los dioses.

El Imperio acadio

Para el año 2500 a.C., el pueblo nómada de los acadios, que provenía de la península arábiga, invadió las ciudades sumerias y se estableció en el centro de Mesopotamia. En 2350 a.C., el rey acadio Sargón I aprovechó las rivalidades surgidas entre las ciudades sumerias para conquistarlas, y tomó de ellas su cultura y creencias religiosas. Tras esta conquista, Sargón ordenó eliminar las fronteras entre las ciudades, formándose así un gran imperio, que iba del golfo Pérsico hasta el mar Mediterráneo. La ciudad Akkad, se estableció como capital del Imperio acadio.

Después de la muerte de Sargón, aproximadamente en el año 2125 a.C., los acadios fueron invadidos por los habitantes del noroeste de Mesopotamia, los Guti o dragones de la montaña, en el 2270 a.C. Bajo su poder se inició el resurgimiento de los sumerios al mando del rey de Gudea.

Sargón
La leyenda sumeria narra que Sargón tuvo un sueño en el que fue favorecido por la diosa Inanna, la cual ahoga a Urzababa (rey de Sumeria) en un río de sangre. Esta leyenda describe cómo Sargón llega a hacerse rey.

El Imperio babilónico

Un siglo después del ataque de los Gutis al Imperio acadio, las ciudades sumerias iniciaron una lucha interna por el control político de Mesopotamia. Entonces, los amorreos (procedentes de Siria) conquistaron las ciudades-Estados y establecieron en ellas nuevas dinastías. Hacia 1762 a.C. uno de los reyes amorreos, el rey Hammurabi, unificó las ciudades del norte y del sur de Mesopotamia bajo el Imperio babilónico, y erigió como capital a la ciudad de Babilonia.

La forma de gobierno del Imperio babilónico fue la monarquía en donde el rey era considerado un dios y gobernaba desde el palacio; nombraba sus propios funcionarios y gobernadores de las ciudades, entre otras disposiciones. Hammurabi decretó el culto al dios Marduk como religión del imperio y oficializó la lengua acadia como idioma. Asimismo, creó un conjunto de normas y leyes para todo el imperio que se conoció como el Código de Hammurabi.

Código de Hammurabi
Código de Hammurabi. En esta piedra se hallan grabadas las 289 leyes del Código de Hammurabi, donde el rey Hammurabi las recibe de manos del dios Shamash. La piedra fue encontrada en Susa, Irán, donde en 1200 a.C. fue llevada como botín de guerra por el rey de Elam Shutruk-Nakhunte.​ Se conserva actualmente en el Museo del Louvre de París.

El Imperio hitita

Los hititas fueron un pueblo indoeuropeo que se ubicó en la Península de Anatolia, en la actual Turquía. Eran reconocidos por su fortaleza guerrera y espíritu belicoso. Entre los siglos XVIII y XIII a.C., los hititas crearon un imperio que se extendió por Mesopotamia y Siria, y eligieron la ciudad de Hattusa como su capital. Durante este período, los hititas rivalizaron con los pueblos mesopotámicos y el Imperio egipcio, enfrentándose a estos últimos en la Batalla de Kadesh en el año 1300 a.C. Los hititas fabricaron armas de hierro y mejoraron los carros de guerra tirados por caballos.

Hititas
Los carros hititas, de dos ruedas de seis radios, estaban tirados por dos caballos, y eran manejados por lo que hoy se conoce como “auriga”. Sus ocupantes disparaban flechas antes de la carga, durante la cual usaban lanzas.

El Imperio asirio

Los asirios eran un pueblo ubicado al norte de Mesopotamia. En el siglo XIV a.C., comenzaron su expansión desde su ciudad capital, Assur, ubicada al sur, dominando la Mesopotamia, el Asia Menor y Siria. Con el tiempo, el Imperio asirio fundó una nueva capital, Nínive. Por medio de sus ejércitos, los asirios dominaron militarmente todos sus territorios y crearon un eficaz sistema de impuestos, lo cual les creó enemistad con los pueblos dominados. Esto fue aprovechado por los babilonios y los persas, para vencer a los asirios en el año 612 a.C.

Impresión artística de los palacios asirios de “Los monumentos de Nínive” por Sir Austen Henry Layard, 1853.
Impresión artística de los palacios asirios de “Los monumentos de Nínive” por Sir Austen Henry Layard, 1853.

Los neobabilónicos

Luego de la caída de los asirios, el rey Nabopolasar de Babilonia instauró el Imperio neobabilónico, el cual duraría menos de un siglo. En este corto período, Babilonia vivió un gran renacimiento bajo el reinado de Nabucodonosor II, ya que este apoyó las artes, el comercio y las grandes construcciones. Una de sus obras más representativas la constituyen los jardines colgantes, una de las siete maravillas del mundo antiguo.

Los neobabilónicos heredaron de los asirios sus territorios y su organización administrativa, lo que les permitió obtener tributos para mantener su ejército y construir grandes obras públicas. No obstante, el imperio se debilitó y los persas lograron conquistarlo en el año 539 a.C.

Jardines Colgantes
Los Jardines Colgantes son la única de las Siete Maravillas cuya ubicación no se ha establecido definitivamente.​ No hay textos babilónicos existentes que mencionen los jardines, y no se ha encontrado ninguna evidencia arqueológica definitiva en Babilonia.

Los medos y los persas

Los medos y persas eran pueblos de pastores de origen indoeuropeo que se ubicaron en la meseta de Irán: al norte los medos, al sur los persas. En el año 612 a.C., los medos se unieron a los babilonios y sometieron a los persas. Sin embargo, a mediados del siglo VI a.C., los persas, dirigidos por Ciro II el Grande, derrotaron a los medos y babilonios y empezaron su expansión.

Bajo el mandato de Darío I (521-486 a.C.), el Imperio persa alcanzó su mayor extensión: desde la India hasta los Balcanes y el noroccidente africano. Este gobernante intentó someter a las ciudades-Estado griegas, enfrentándolas en las Guerras Médicas (492-449 a.C.) con poco éxito. Luego de esta guerra, el Imperio persa se debilitó y fue derrotado por el ejército del macedónico Alejandro Magno en el 331 a.C. Bajo el dominio persa, Mesopotamia fue dividida en unidades territoriales llamadas satrapías, las cuales fueron gobernadas por funcionarios conocidos como sátrapas.

Ciro II
Hacia el 559 a.C., Ciro II sucedió a su padre Cambises I. Según Heródoto, Ciro se rebeló contra el soberano medo Astiages, a quien logró deponer.

La organización política en Mesopotamia

El rey o emperador era la autoridad máxima. Su poder era absoluto, hereditario y de carácter divino. Los pueblos que habitaron Mesopotamia fueron gobernados por reyes y emperadores. Estos dirigentes concentraban todo el poder y tomaban las decisiones de su pueblo. El rey ejercía como máximo sacerdote, comandante del ejército, jefe de gobierno y principal autoridad del aparato administrativo. El título de rey era hereditario, es decir que lo recibía por descendencia familiar. Debido al poder que tenía, era considerado un intermediario entre los dioses y el pueblo.

Etapas de la organización política en Mesopotamia

La organización política en la antigua Mesopotamia pasó por dos etapas: las ciudades-Estado y el imperio.

- Las ciudades-Estado: Fueron las primeras organizaciones políticas de Mesopotamia. Cada ciudad tenía su propio gobierno, su edificio principal o zigurat y autonomía política. Eran dirigidas por un rey y una clase aristocrática que tenían, entre sus funciones, ordenar la construcción de templos religiosos y grandes obras hidráulicas como canales y diques. También se encargaban de la recaudación de impuestos, la recolección de los excedentes de producción agrícola y la defensa militar de la ciudad.

Estandarte de la estela de Ur
"Estandarte de la estela de Ur", ejemplo de la organización social de las ciudades-Estado.

- El imperio: A partir de la invasión de los acadios, todas las ciudades-Estado fueron organizadas bajo un mismo gobierno, dando origen a los imperios. Con esta organización política, los reyes consolidaron su poder militar, político y religioso, y establecieron una ciudad capital, donde residían. Los imperios se extendieron territorialmente, por lo cual se hizo necesaria una clase militar para la defensa y una clase de funcionarios y escribas que administraran las ciudades y recaudaran los impuestos.

Economía y sociedad en la antigua Mesopotamia

La economía de Mesopotamia se basó en la agricultura, la artesanía, la ganadería y el comercio:

- La agricultura y la ganadería: Las culturas mesopotámicas cultivaron trigo, cebada, legumbres, olivos, palmeras y vid. Entre las especies ganaderas que los habitantes de Mesopotamia domesticaron y utilizaron en sus labores agropecuarias se encuentran los asnos, los bueyes, las cabras y las ovejas. Los primeros fueron utilizados para el transporte y en trabajos agrícolas como fuerza de tiro de los arados, mientras que los segundos producían carne, leche, lana y cuero.

- El comercio: En un principio, se realizó por medio del trueque, es decir, por medio del intercambio de productos. Sin embargo, desde el Imperio acadio se instauró el uso de piezas de metal de oro y plata en el intercambio. Así surgió la primera moneda que recibió el nombre de talento.

Pirámide social de Mesopotamia

El legado cultural y técnico de Mesopotamia

Los aportes de las culturas mesopotámicas han perdurado hasta la actualidad. Algunos de ellos son los adelantos arquitectónicos, de ingeniería y ciencia, así como las concepciones religiosas.

La religión

Los habitantes de la Mesopotamia creían en varios dioses, por tanto, eran politeístas. La tríada cósmica estaba conformada por Anu, dios del cielo; Enlil, dios del aire; y Ea, dios del agua y creador de los hombres.

Esta creencia permite observar la importancia que la sociedad mesopotámica le daba a la relación entre las deidades y la naturaleza. Cada dios se manifestaba a través de fenómenos naturales, sueños y el arte de adivinación. Algunos adoptaban formas de animales o humanos, o la unión de los dos.

Tablilla de Urg
Tablilla de Urg (c. 3200-3000 a. C.) donde se registra una entrega de cereales para una fiesta de la diosa Inanna, uno de los más antiguos textos conocidos donde se documenta un culto religioso.

Las ciudades y las grandes obras

En arquitectura, el principal avance de las culturas mesopotámicas fue la utilización del ladrillo y el adobe en la construcción de grandes edificios, murallas y templos. Otras invenciones arquitectónicas fueron el arco y la bóveda. En ingeniería, los pueblos mesopotámicos se destacaron por la construcción de canales de riego, diques y represas utilizados para la producción agrícola.

La escritura y la educación

En Mesopotamia se desarrolló la primera forma de escritura conocida con el nombre de cuneiforme. Esta fue inventada hacia el año 3100 a.C. por los sumerios y, con el tiempo, fue adoptada por las diferentes culturas mesopotámicas. Su importancia estaba en su utilidad para el comercio, las leyes, la literatura y la religión.

Edubba, escuela de escritura en Mesopotamia.
Los escribas comenzaban su formación en la niñez al inscribirse en la edubba, o escuela de escritura, primera escuela de la que se tenga noticia.

La ciencia

Las culturas mesopotámicas lograron un adelanto científico notable. Establecieron las primeras nociones de astrología y astronomía, estudiaron los cambios de clima y desarrollaron el sistema sexagesimal para medir el tiempo. Estos conocimientos les permitieron determinar con precisión cuáles eran las fechas de siembra y recolección de los cultivos. Otras invenciones fueron la rueda, el arado, el bote de vela, la polea y el desarrollo de la metalurgia del cobre y el bronce.

Referencia:
Cobos Pinzón, F. A. (2010). Hipertexto Sociales 6. Editorial Santillana S.A.

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